He tardado más de lo habitual en escribir una entrada en este blog. Trabajo de campo en las Reservas Marinas de Os Miñarzos y Cedeira y una inoportuna, extemporánea y virulenta varicela me lo han impedido. Tenía la intención de escribir sobre las figuras de protección que se están implementando en las aguas costeras de Galicia, aprovechando la oportunidad que mi enfermedad me ha brindado para reflexionar sobre ello. Una llamada de teléfono me ha descabalgado de esa intención de la manera más brutal posible.
Hay personas con la rara virtud de compartir lo mejor de ellas con los que los rodean, y Fernando Torreiro era uno de esos pocos. Lo fue hasta ayer mismo. Fernando me enseñó varias cosas durante mi formación como instructor de buceo: me enseñó a ser un mejor instructor, pero fundamentalmente me enseñó a ser mejor persona.
Gracias Maestro.
Lo que los compañeros de Fernando escriben, aquí.