Mordiendo la mano que nos alimenta

«Regeneración ambiental de la costa de [cualquier localidad gallega]», se puede leer todavía en carteles distribuidos a lo largo de toda la geografía litoral gallega. Recuerdo que cuando comencé a leer estos carteles me enfadaba su falsedad, ya que en realidad estas intervenciones consistían generalmente en la construcción de paseos marítimos u otras obras que poco tienen que ver con la regeneración ambiental (más bien todo lo contrario). Culpaba a la aparente falta de criterio ambiental de los ingenieros a cargo del proyecto y no pensaba más en ello.

Al cabo del tiempo caí en la cuenta de que la Unión Europea llevaba tiempo financiando estos proyectos mediante fondos para el desarrollo. Se necesitaban depuradoras y se construyeron paseos marítimos, pero como se trataba de regeneraciones ambientales, todos contentos. Y siguieron contentos hasta que la reciente legislación en materia de seguridad alimentaria impidió comercializar mariscos obtenidos de áreas contaminadas por bacterias fecales (buena parte de las rías gallegas).

Y claro la mierda empezó a salpicar, Europa pide la devolución de los fondos al tiempo que amenaza con multas por incumplimiento reiterado de la legislación comunitaria en materia de medio ambiente (como no hay depuradoras, se vierten las aguas contaminadas directamente al mar). No les falta razón, pero también deberían haber controlado mínimamente el destino de los fondos, ¿no?. Claro que hace algunos años, en Europa no conocían aún las trapacerías del carácter latino. Ahora sí nos conocen.

¿Son los responsables políticos y cargos de la administración los únicos responsables de esta desvergüenza? Desgraciadamente tenemos los gestores que nos merecemos. Hace unos días fui a la Dársena coruñesa para echar una embarcación al mar por su rampa. No pude hacerlo, ya que unos operarios del Club Náutico de A Coruña estaban vaciando el contenido de una fosa séptica directamente al agua del puerto. Naturalmente les recriminé su actitud y puse todo ello en conocimiento de las autoridades. Pero este tipo de comportamiento no es exclusivo de la citada entidad (desconozco si se trató de un accidente, aunque la responsabilidad es la misma), cada vez que tiramos de la cadena nos hacemos co-responsables de lo que sucede posteriormente: en Google Earth (y sólo a modo de ejemplo) puede contemplarse la imagen de la desembocadura de las aguas sin depurar procedentes de la Ciudad de A Coruña (la cheirenta, llaman a la zona los pescadores locales).

Operarios del Náutico de A Coruña en plena faena.

Parte del vertido fecal manchando las aguas del puerto.

La cheirenta, al Oeste de la ciudad de A Coruña.

Y lo peor de todo es que defecamos con saña en las zonas más productivas de nuestras costas, las rías y los puertos. Aguas tranquilas, cálidas, con refugio y alimentos que son elegidas por muchas especies para reproducirse. No es que mordamos la mano que nos alimenta, ¡es que nos cagamos en ella!

Las pesquerías de Galicia están al borde del abismo

Durante los últimos 50 años se han alterado los ecosistemas costeros de Galicia tan profundamente que se ha puesto en peligro no sólo la sostenibilidad de sus pesquerías de peces costeros, sino también la pervivencia del resto de sus especies y servicios. Esta es una de las principales conclusiones que Juan Freire y yo acabamos de publicar en los Nature precedings, con el pintoresco nombre de «Calming down the seas: the near collapse of an Atlantic coastal fishery».

El resúmen en castellano:

Estimaciones muy divergentes sobre las consecuencias de la sobrepesca en los ecosistemas marinos enfrentan a la comunidad científica desde hace años. El uso de estadísticas de capturas comerciales para estimar tendencias ha sido muy criticado, pero otras fuentes alternativas con series temporales amplias son escasas. Aquí, empleamos el archivo histórico (1953-2007) de las pesquerías recreativas submarinas en Galicia (NW Spain), libre de los problemas comunes a otros registros pesqueros, para estimar cambios a largo plazo en los ecosistemas costeros. Hemos estimado mediante generalized additive regression models (GAM) descensos de un 83% en las abundancias de los peces costeros en los últimos 50 años. En el mismo período el tamaño corporal promedio disminuyó un 36%. Adicionalmente la frecuencia relativa de captura ha disminuido para las especies con mayor valor comercial. La sobrepesca comercial ha llevado a estos ecosistemas tan cerca de su colapso que es necesario implementar medidas que aseguren su reconstrucción integral.

Tendencias temporales en el número de capturas, tamaño corporal y frecuencia de captura. Se representan estimaciones mediante GAM del número de capturas por buceador y campeonato (Catch), del peso del mayor pez  capturado por campeonato (LBSF) y del peso de la mayor maragota capturada por campeonato (LBS ballan wrasse), en Arousa (A), Cantábrico (CA), Costa da Morte (CM), Golfo Ártabro (AG) y Vigo (V). Se muestra la predicción y el SE (líneas punteadas) fijando las covariables cuantitativas en su promedio y las cualitativas en su nivel más frecuente. Finalmente se representan las estimaciones mediante GAM de la probabilidad relativa de captura del LBSF por buceador y campeonato (arriba) y por campeonato (abajo). Se muestra la predicción anual para las especies más frecuentes (>0.25% del total) y el SE (líneas puntuadas). Las especies con probabilidades máximas inferiores a 0.09 no se representaron. Mullet ; g. triggerfish ; s. bass  ; w. seabream ; ballan wrasse.

Y el link a la publicación on-line. Espero que resulte (además de inquietante) lo suficientemente ameno para que sea informativo.

Juan y yo hemos trabajado en este artículo durante mucho (demasiado) tiempo, y verlo pre-publicado (lo hemos enviado para su publicación formal) es una satisfacción enorme. Pero para ser justos, no hubiese sido posible completarlo sin la participación y el apoyo de Enrique Brandariz y de «Manolito» Segade, presidente y secretario de la anterior junta directiva de la Federación Galega de Actividades Subacuáticas.

¡Qué diablos hará el maldito bicho!

Es la frase que más a menudo me pasa por la mollera durante las 48 h que llevo embarcado, siguiendo a una lubina marcada con un emisor de telemetría. El animal lleva las últimas 12 h sin moverse y empiezo a sospechar que algo no va del todo bien. El cansancio acumulado se hace notar, pero perseveramos en nuestro seguimiento. Ya llegara el momento de validar nuestros resultados y comprobar si ha habido algún error. Y es que en esto de la telemetría no siempre sale todo correctamente…

chiste

Tomado de «O Fanequeiro«, un blog de un colega de profesión al que estoy suscrito y que recomiendo.

Lubina

El «maldito» kg de lubina de nuestros desvelos (Dicentrarchus labrax).

Traking2

Un momento del seguimiento en nuestra embarcación, la Balea.

Y a continuación dos buenos ejemplos de I+D+i llevada a la práctica.

Traking

Atención al anclaje del soporte de nuestro hidrófono, nos estamos planteando seriamente una patente.

Traking3

La función del paraguas es doble, además de proteger al operario del receptor de telemetría de una intempestuosa noche, podría captar transmisiones procedentes de otros sistemas planetarios.

Continuará…

El reptante fondo porturario.

Sentir el sol en la cara después de varios días de duro trabajo de campo con mal tiempo es una maravilla. Luce un temprano y espléndido sol que hace que el puerto de Lira brille con luz propia. Estamos realizando censos visuales mediante buceo para evaluar el efecto de la reserva sobre los animales y plantas de la zona. Nos quedan aún unos días de trabajo en el mar, así que aprovecho para relajarme unos minutos antes del embarque.

Hoy es domingo, así que en la rampa del puerto no se escucha el bullicio que genera la actividad de los pescadores. Es temprano y las claras aguas permiten ver el fondo. Los mújoles se acercan con las aletas extendidas a las piedras para que los pequeños sargos los desparasiten. Un cardumen de pequeños alevines estalla sincrónicamente ante el ataque de varios lanzones. La agitación se transmite a la tranquila superficie de tal manera que el efecto es idéntico al de un súbito chaparrón. Algunos plásticos arrojados por los pescadores flotan en la superficie entre otros desperdicios y manchas de carburantes. Parte de la basura se acumula en el fondo, entre restos de inservibles aparejos de pesca. Pero algo más se agita en el fondo portuario.

Un grupo de aproximadamente 600 ejemplares de centolla (Maja brachydactyla) se agolpan en el puerto de Lira, A Coruña (Spain).

Los puertos están situados en zonas de abrigo natural. Los animales aprovechan la protección de estos espacios para buscar refugio, reproducirse y alimentarse. Si contaminamos estas tranquilas y cálidas aguas estamos desaprovechando unos espacios que actúan, de hecho, como santuarios para la fauna. En los puertos no se puede pescar, así que los animales están protegidos de la rapacidad humana.

Marco, uno de los mariscadores de Lira, me cuenta que antiguamente en los muelles había unos varales con ganchos que usaban los pescadores para capturar las centollas que se ponían a tiro en las rampas. Hoy eso no sucede y los pescadores observan a los animales arrastrarse en masa por el fondo con una mirada extraña en el rostro. También me cuentan historias acerca de enmalles fantásticos de cientos de centollas. Tan pesados que rompían las redes.

Protejamos los puertos. Exijamos que se mantengan limpios y libres de contaminación. Seguro que el mar nos lo agradecerá.

Otro habitante de los fondos portuarios. El apreciado bogavante (Homarus gammarus). Puerto de Lira (3 m de profundidad).