Ocean Grown Abalone from Red Meets Blue on Vimeo.
Ocean Grown Abalone from Red Meets Blue on Vimeo.
Me inclino sobre la borda con el bichero y trato de enganchar el cabo de la boya a la que nos acercamos rápidamente. Pasa demasiado pegada al casco del barco y fallo. Frustrado, corro hacia la popa, la sobrepaso y me descuelgo peligrosamente, casi cayéndome. ¡La atrapé! Arrastro el cabo de vuelta hasta el halador y me detengo a recuperar el aliento. Llevo seis horas levantando nasas y empiezo a estar realmente cansado. Tengo los brazos agarrotados y me tengo que mirar las piernas para asegurarme de que todavía siguen ahí abajo. ¡Y aún quedan otras seis horas de pesca! Miro de reojo a Heidi, la marinera que todos los días realiza este duro trabajo a bordo del langostero patroneado por Jimmy, su marido. ¿Cómo puede?, ¡Si no debe de pesar más de 60 kg!, pienso para mí. Heidi está entretenida en colocar gomas en las pinzas de los bogavantes para evitar que se lastimen entre sí. Está claro que las horas que paso detrás del ordenador no son gratuitas. –¡Eh, patrón, la boya pasó demasiado cerca! ¡No vuelvas a hacerlo!– Le grito a Jimmy por encima del ruido del motor. Nos reímos. Después recurro al amor propio y subo la nasa. Dentro, furiosos por nuestra desfachatez, se debaten cinco hermosos bogavantes. Los retiramos con cuidado de no perder un dedo en sus pinzas y los medimos. Dos de ellos no tienen el tamaño mínimo y son inmediatamente devueltos al mar. Cebamos la nasa y, a la orden de Jimmy, la fondeamos otra vez.
Heidi, subiendo una nasa llena de bogavantes (Hommarus americanus).
Jimmy, patroneando en la Bahía de Fundy.
La pantalla del plóter de Jimmy, con la situación de las nasas para bogavantes.
Colocando gomas en las pinzas de los bogavantes.
Un servidor, con un buen ejemplar de bogavante.
Ayer llegamos a Deer Island, en medio de la famosísima Bahía de Fundy en Canadá, donde fuimos excepcionalmente acogidos por los pescadores locales y sus familias. Nos recibieron en la escuela local, donde intercambiamos animadamente experiencias de pesca a ambos lados del Atlántico. Después, cada uno de nosotros hubo de vérselas con un enorme bogavante que nos tuvo entretenidos durante un buen rato. Los pescadores dieron consejos acerca de las mejores técnicas para acceder a su exquisita carne, mientras que Maria Rechia, directora ejecutiva de la asociación de pescadores Fundy North, nos comentó que desde que las pesquerías de bacalao y el arenque colapsaron, estos crustáceos son la base de la economía pesquera de una amplia y bonita región que incluye la Bahía de Fundy y el Golfo de Maine, en los EEUU. A pesar de que el descenso en los precios ha provocado que los pescadores hayan tenido que aumentar las capturas, la pesquería parece sostenible. Por otro lado, Maria reconoce que actualmente la economía local es excesivamente dependiente de un único recurso, y esto podría suponer un problema en el futuro. Pero hoy los bogavantes llenan el mar y nuestros estómagos y nos sentimos muy satisfechos. Después de la sobremesa, nos retiramos a dormir. Xoan López, el Secretario de la Federación Galega de Confradías de Pescadores, Marloes Kraan, del IMARES holandés y yo dormiremos en una encantadora casita de troncos propiedad de Heidi y Jimmy. El resto de la delegación europea del proyecto GAP2, los otros dos holandeses y los dos italianos, pasarán la noche en las viviendas de otros pescadores.
De cena con los pescadores de Deer Island, en la Bahía de Fundy.
Nuestro alojamiento en Deer Island.
Varios pescadores e investigadores del proyecto GAP2 hemos sido invitados por el Canadian Fisheries Research Network (CFRN) para profundizar en el conocimiento mutuo de nuestras respectivas experiencias de trabajo cooperativo entre pescadores y científicos. El intercambio, estuvo excelentemente organizado por Robert Stephenson y Stacey Paul, investigador principal y bióloga del CFRN, respectivamente. Muy apropiadamente, nuestra visita coincidió con el Paddle Festival de St. Andrews, la apertura de la estación turística de esta bonita localidad, a media hora caminando de nuestro alojamiento en Anderson House. Así que el viernes, después de una semana de trabajo, pescadores y científicos de ambos lados del Atlántico pudimos disfrutar de la cerveza y de la música local en el Red Herring. La vuelta no fue tan bien. Saša Raicevich, el investigador líder del caso de estudio italiano y un servidor nos perdimos en la oscuridad de los bosques canadienses. Tuve la oportunidad de preguntarle el camino a un puercoespín que súbitamente se materializó al borde del sendero, pero desgraciadamente tenía un acento tan fuerte que no pude entender nada. Finalmente, tras más de dos horas dimos con nuestros maltrechos huesos en Anderson House.
Anderson House, nuestra residencia en St. Andrews.
St. Andrews, una bonita localidad enclavada en la Bahía de Fundy.
El CFRN ha desarrollado aquí una impresionante estructura estable, de gran interés para nosotros. Durante toda esta intensa semana realizamos presentaciones y hablamos de los éxitos y fracasos de las políticas pesqueras actuales y de los futuros retos que deberemos afrontar los que amamos y trabajamos en el mar. Muy pronto dispondremos de las conclusiones finales de esta experiencia.
Pescadores y científicos reunidos en St. Andrews.
El pasado 18 de mayo de 2013, en el marco del proyecto europeo GAP2, celebramos en la Cofradía de Aguiño un taller práctico para establecer la talla de madurez de las navajas. El taller fue impartido por Alba Hernández del Dpto. de Ecoloxía e Bioloxía Animal de la Universidade de Vigo y asistieron las Asistencias Técnicas de las Cofradías de Aguiño y Cambados y un servidor.
Establecer la talla de madurez es uno de los dos requisitos necesarios para realizar la evaluación de las pesquerías de navaja de Aguiño, Cambados y Bueu. El otro son las tallas de las capturas comerciales que realizan los buceadores (mas información aquí).
Alba explicándonos el método propuesto para estimar la talla de madurez de manera sencilla y rápida.
Un ejemplar de navaja, mostrando la gónada sobre el hepatopáncreas. La extensión de esta glándula se usa para estimar el estado de madurez.
Los asistentes al taller, estimando la madurez de las navajas de Aguiño.
Las navajas empleadas en el taller. Dieron sus vidas por la ciencia.
No puedo evitarlo. Me emociona Qué bello es vivir. Todas las navidades reponen este clásico que Frank Capra rodó en 1946 con el título original de It’s a Wonderful Life. George Bailey está a punto de suicidarse desde un puente cuando ve a un anciano a punto de ahogarse y se ve obligado a salvarlo. ¡La historia de su vida! Clarence, el anciano, es en realidad su ángel de la guarda. –Ojalá no hubiera nacido– le dice George en un momento dado. Y Clarence se lo concede. Cuando George vuelve al pueblo nadie lo reconoce y todo es diferente. En realidad todo es peor. Las buenas acciones que George realizó por su familia y vecinos durante toda su vida nunca se han producido. El resultado ha sido catastrófico para el pueblo. Desesperado, George vuelve al puente y pide que le devuelva su vida. Cuando su deseo le es concedido, George corre por el pueblo saludando a sus viejos vecinos, que ahora sí le reconocen. –¡Felíz Navidad!– les grita. Lagrimeo como un idiota.
Stephen Jay Gould utilizó este mismo argumento en su libro Wonderful Life (1989) para ejemplificar la importancia del azar en la historia de la vida. Gould defiende que el motor evolutivo está principalmente condicionado por la contingencia, no por la causalidad. Más allá de Gould, algunos historiadores actuales creen que la llamada historia contrafactual, la especulación sobre que hubiese pasado si no se hubiese producido un hecho determinado, constituye un método válido para el estudio de la historia.
En este sentido, cabría preguntarse que hubiese pasado si Jeremy Prince no hubiese sido pescador de abalones, además de biólogo. Jeremy desarrolló un método visual de evaluación de las poblaciones de abalones basado en la proporción de animales en edad reproductiva. Terry Adams, un experimentado buceador le proporcionó la clave. -A veces pescamos todos los abalones de un arrecife. No dejamos ninguno. Volvemos pasado un tiempo y vuelven a estar ahí.– le confió Terry en una ocasión. –¿De dónde salen, Jeremy?-. Tanto Terry como Jeremy sabían que los abalones tardan años en crecer y que se mueven muy despacio, por lo que la recolonización desde arrecifes cercanos es muy lenta. Pero entonces, ¿de dónde venían los nuevos abalones?. -Puedes hacerlo durante años.- Continuó Terry -Los pescas todos y siempre vuelven. Hasta que de repente un día se acabó y ya nunca vuelven más-.
Un abalón u oreja de mar en el Sur de Australia.
Terry además le comentó que ocasionalmente pescaba abalones con conchas extrañamente planas y limpias, sin algas en su superficie. Jeremy tardó un tiempo en darse cuenta de que se trataba de abalones inmaduros. Sus conchas son menos abultadas que las de los adultos debido a su menor volumen corporal. Jeremy también descubrió que los jóvenes son difíciles de ver porque se ocultan en grietas bajo las rocas. Por eso sus conchas no tienen algas, no disponen de luz suficiente.
Abalones en distintas etapas de maduración. A la izquierda inmaduros y a la derecha los maduros.
-!Eso es!- Infirió Jeremy. Cuando los buceadores pescan todos los abalones de un arrecife dejan a los inmaduros, ocultos bajo las rocas. De modo que al cabo de un tiempo estos maduraran y colonizan la superficie. Cuando vuelven los buceadores, aparentemente todo vuelve a estar bien. Además siempre hay varias generaciones de juveniles guardando cola para madurar, por lo que el proceso se puede repetir varias veces, hasta que simplemente se extinguen.
Jeremy ha usado con éxito durante años su método de evaluación visual, ya que es muy rápido y barato, pero siempre ha sido consciente de sus limitaciones: es impreciso y por ello excesivamente conservador. Cuanto más precisa sea una evaluación pesquera, mayores riesgos pueden ser asumidos por los gestores y por lo tanto, mayores capturas obtienen los pescadores. Pero las mejores evaluaciones son prohibitivamente caras. Resulta muy complejo estimar la cantidad de desove de una población, sobre todo para las poblaciones con un largo historial de explotación. Resultan necesarios años y un montón de especialistas con un alto nivel de conocimientos científicos para conocer la estructura de edad, el crecimiento, la producción de huevos, la mortalidad natural y por pesca, la biomasa y el reclutamiento de una población de peces.
Afortunadamente para esta historia, además de pescador de abalones, Jeremy es un experimentado biólogo pesquero. Por ello estaba al tanto de que la pesca altera la estructura de tallas de las poblaciones explotadas. También sabía que la cantidad de desove de una población se puede medir en términos relativos, lo que se conoce como la tasa potencial de desove o SPR. Es decir, el potencial reproductivo de los individuos que no son pescados. Esta definición es aplicable tanto para el individuo promedio de una población, como para una población en equilibrio con un esfuerzo pesquero estable. El SPR es inversamente proporcional a la intensidad de la pesca, de modo que un SPR del 50% permitirá la recuperación del recurso y un SPR <20% pondrá en riesgo el futuro de la pesquería.
Jeremy se cuestionó durante años la relación entre el SPR y la forma de los abalones. –La relación entre la altura y la longitud de la concha, ¿no es un índice bidimensional del cambio en volumen?, y el volumen, ¿no es un índice del peso?.– Se preguntaba mientras su perra lo paseaba camino de la playa. Y de repente algo hizo clic en su cerebro. -¡Entonces el SPR se puede estimar en los abalones como una función directa del peso!.– Exclamó mientras la gente lo miraba sorprendida y se apartaba recelosa-. Pero, si esto era válido para los abalones, ¿qué pasaba con el resto de especies?.
Demasiado trabajo urgente que realizar. !Y tres niños!. La idea quedó archivada en un cajón durante tanto tiempo que corrió peligro real de ser olvidada para siempre. Hasta que el azar, en la forma de Adrian Hordyk, un estudiante de doctorado, la rescató del olvido. O quizá Adrian estaba predestinado a encontrarse con Jeremy. El caso es que entre los dos analizaron las relaciones entre SPR, crecimiento y tamaño para una amplia gama de especies marinas, desde los caracoles hasta las ballenas. ¡Eureka!. Existe una relación genérica y simple entre el SPR y el tamaño corporal.
Adrian Hordyk, durante mi visita al Sur de Australia.
Jeremy y Adrian están terminando de crear una herramienta para estimar el SPR actual a partir del tamaño de madurez de la especie y alguna información acerca del tamaño corporal de la población. ¡Una herramienta que puede realizar una evaluación pesquera con una simple hoja de cálculo y datos procedentes de la propia pesquería!. La herramienta puede suponer una revolución para la gestión de las pesquerías, sobre todo para las pequeñas, tradicionalmente pobres en datos y en fondos para su gestión.
Jeremy, Adrian y yo trataremos de aplicar su herramienta para evaluar las pesquerías de navajas de la ría de Arousa. De esta manera los buceadores de navaja gallegos estarán en deuda con los buceadores de abalón de Australia. De la misma manera, yo estoy en deuda con Jeremy y Adrian por su inmejorable acogida en Australia. Quizá algún día podamos devolverles el favor. En todo caso, creo que es una suerte para las navajas gallegas que Jeremy decidiese un buen día convertirse en pescador de abalones.
Luce un sol espléndido que invita a pasear y disfrutar del encantador ambiente de Port Fairy. Miro por la ventana y contemplo a un grupo de cacatúas paciendo sobre el cuidado césped, mientras un equipo local de fútbol Australiano entrena a escasos metros. No sabía que las cacatúas paciesen, ni que los Australianos considerasen al rugby un deporte para chicas. –Ver para creer-, pienso para mí.
Cacatuas (Corellas, Cacatua tenuirrostris) pastando.
La reunión acaba de empezar y se respira un ambiente de tensión contenida. Los miembros del Ministerio de Pesca, encabezados por Bill Lussier, informan sobre el estado de las pesquerías de abalón del Oeste de Victoria. Sentados alrededor de una amplia mesa escuchan atentamente 8 propietarios de cuotas y varios buceadores de la Western Abalone Divers Association (WADA). También asisten como asesores científicos de reconocido prestigio procedentes de distintas instituciones de investigación.
Reunión de la Western Abalone Divers Association en Port Fairy, Victoria.
Las diapositivas repletas de gráficos y tablas se suceden mientras Harry Gorfine, biólogo del Ministerio, explica su contenido. Parte de la información sobre la pesquería proviene de muestreos realizados por científicos, pero la mayor parte procede de los propios buceadores. Todos los buceadores del Oeste de Victoria llevan en sus barcos de manera voluntaria unas máquinas con las que miden la longitud de todos los abalones que capturan. Cada dato de longitud queda asociado automáticamente a la posición del barco mediante un GPS. Además los buceadores llevan unos dispositivos que almacenan la profundidad de sus inmersiones mientras pescan.
La máquina de registro de tallas que los buceadores usan en el Oeste de Victoria.
La máquina de registro de tallas en funcionamiento.
Harry termina su exposición. La tensión de la sala es palpable. Ahora es cuando comienza el juego. Cada uno debe mostrar sus cartas y aprovechar el momento más idóneo para realizar su jugada. Los buceadores quieren aumentar las capturas en un 40% y flexibilizar el rígido reparto por arrecife, agrupando las cuotas de varios arrecifes de manera que puedan escoger donde recolectar, según sus preferencias. De esta manera esperan repartir el esfuerzo de pesca y evitar presionar en exceso sobre algunos de los arrecifes.
Me sorprende la manera constructiva con que se suceden las distintas intervenciones. La postura de la WADA es homogénea, no hay voces discrepantes. Eso les otorga fuerza, pero el Ministerio también sabe jugar sus bazas; y Harry es perro viejo. Punto muerto. Jeremy se levanta. Pide una pizarra, escribe los nombres de los arrecifes y después traza una flecha detrás de cada nombre. El espacio vacío tras la flecha se rellena en un momento de cifras, toneladas por cuota. Todos intervienen de forma ordenada mientas se borran cifras, se suman, se dividen y se escriben otras nuevas. Finalmente llegan a un consenso. A la espera de la decisión final del Ministerio, no habrá un aumento de la cuota total para el año que viene, pero los buceadores pueden repartir las cuotas de los arrecifes según su propuesta.
El acuerdo final sobre el reparto de cuotas entre los arrecifes, bosquejado en una pizarra.
Para sortear el restringido horario de apertura de los bares australianos, algunos establecimientos optaron por autodenominarse hoteles para disfrutar de un horario de apertura más amplio. La ley que rige la apertura de los bares se ha relajado con el tiempo, pero muchos establecimientos continúan llamándose hoteles. La tensión de los asistentes se ha relajado según avanzaba la discusión sobre el reparto de cuotas. Una vez logrado el acuerdo final, nos vamos a terminar de disiparla en el Hotel Stump, uno de los más antiguos de Australia. El ambiente es de total camaradería. Contemplo a los biólogos, pescadores y políticos disfrutando juntos de sus cervezas y copas de vino, charlando animadamente, y pienso que ha sido un gran día.
Después de una opípara cena, los más animados nos reunimos en la terraza de nuestro verdadero hotel, acompañados por unas cuantas botellas de buen vino Australiano. Harry Peters, el secretario de la WADA, me pregunta mi opinión sobre el proceso. –Chicos, me siento orgulloso de vosotros– le digo. Brindamos.