Un reto importante en todo este proceso reside en compartir la gran cantidad de información generada en el proyecto, tanto entre los propios integrantes del GAP2, como con la sociedad en general. De esta importante parte del proyecto GAP2 se encarga Rosie Magudia, desde Seaweb, una ONG dedicada a la conservación marina.
Inspirada por un compañero de trabajo, la conservacionista Rosie Magudia afronta un día de revoltijo estomacal en una pequeña embarcación con el fin de descubrir por qué las pesquerías de cangrejo del Suroeste del Reino Unido son unas de las más sostenibles en Europa.
Estaba muy, muy oscuro e inmisericordemente temprano cuando me introduje con mi cámara y mi mochila llena de comida en el puente de mando. Después de embutir mi chaleco salvavidas sobre mis cuatro capas de ropa (térmica e impermeable), me senté y ansiosamente me tragué otra píldora contra el mareo.
Me encontraba a bordo de un barco cangrejero en el puerto Dartmouth y estaba a punto de pasar el día pescando. Había ido allí de la mano de la bióloga Emma Pearson, que durante el último año ha estado trabajando en estrecha colaboración con los cangrejeros de Devon (en el Sur del Reino Unido), comprometiéndose a un año de despertadores a las tres de la mañana, jornadas de pesca de 14 horas y embarcaciones sin cuarto de baño – todo en nombre de la ciencia.
Acompañar a Enma me había parecido “divertido” en la oficina. Helada y preocupada por las condiciones del barco, mi entusiasmo había bajado varios enteros. “Es lo que hay”, me dijo Emma encogiéndose de hombros.
Y de hecho, el abatimiento no tiene cabida en este barco. El patrón y mariscador de tercera generación Alan Steer pescadores hizo su aparición en el puente del bien llamado «Superb-us». Mientras él y el marinero Paul realizaban las ejercitadas rutinas de la mañana bajo una suave llovizna, yo me propuse animarme un poco.
Agradecida, acepté una taza de té (un placer inesperado pero bienvenido), le dí unos bocados a un plátano y mantuve mis ojos fijos en el horizonte. Empezamos a salir de Dartmouth.
Ya navegando en aguas abiertas, la conversación derivó hacia la conservación. Como fue destacado recientemente en la serie de la BBC, «El Aprendiz de Pescador con Monty Halls» (uno de los temas favorito de conversación a bordo) – la pesca del cangrejo del Suroeste del Reino Unido es una de las más sostenibles de Europa.
En parte, esto es debido a sus métodos de pesca. Los pescadores de cangrejo utiliza nasas: trampas de alambre y red, que pesan alrededor de 30 kg, y que son largadas sobre el fondo del mar. “Debido a que las nasas son un tipo de arte estática, causan poco daño a cualquier cosa que no sea cangrejo”, explicó Emma.
Esto se ha confirmado por toda clase de trabajos de investigación, con temáticas que van desde el tamaño de las gónadas de vieira hasta la riqueza en biodiversidad en sus alrededores, todo lo cual sugiere que las nasas tienen un efecto relativamente suave sobre los fondos marinos.
Pero en este punto de la conversación, ya no me sentía tan alegre. Mi estoicismo inicial había comenzado a decaer y a pesar de la charla sobre las nasas de cangrejo, la hora de navegación hasta el caladero terminó con mi precipitada salida del puente mando. Descolgada sobre la borda de la embarcación, contemplé sombríamente la papilla gris de más abajo y pensé en las siguientes 14 horas. Como echaba de menos un cuarto de baño.
Sin embargo, cuando Alan, Paul y Emma comenzaron su trabajo, la mañana se llenó de distracciones que yo contemplaba tímidamente. Paul comenzó a cortar el cebo, haciendo brillar el acero al sol de la mañana, mientras que Alan operaba el cabrestante en la proa de la embarcación.
Virando las nasas a bordo, Alan abriría las puertas de las nasas y estibaba los cangrejos. Los cangrejos pequeños, en el proceso de muda y las “hembras ovígeras” (es decir, con huevos) fueron devueltos todos al agua. El resto fueron clasificados en machos y hembras y Paul se encargó de volver a cebar las nasas vacías.
Devolver cangrejos de mar cuando has estado todo el día tratando de atraparlos puede parecer contradictorio, pero se trata de una medida de conservación. Asegurar que todas las hembras con huevos y los cangrejos pequeños se puedan aparear asegura a la población tiempo para recuperarse. Y mientras trabajaba, Alan iba recitando sus categorías “gallo, gallina, gallo suave, huevas” – todo lo cual facilitaba a Emma obtener datos completos de las capturas.
Todo esto nos lleva quizás al compromiso más importante de los pescadores con la sostenibilidad: trabajar con científicos como Emma. En otros lugares, los pescadores y los científicos se hallan con frecuencia enfrentados y como resultado de ello, según algunos, el 70% de los mares europeos están sobreexplotadas. Las predicciones más extremistas sugieren incluso que no quedarán demasiados peces en el mar en 2050.
El trabajo biólogo de Emma es parte del “proyecto GAP2”, un innovador proyecto a nivel europeo, que está ayudando a los científicos y los pescadores a trabajar juntos: “Los pescadores han venido trabajado con los científicos desde hace años, pero siempre en un contexto de ellos y nosotros. Ha sido casi como si los pescadores no estuvieran trabajando con los científicos, sino en contra de los científicos”, me explica Alan.
Ahora la situación está cambiando y Alan me explica por qué: “Trata de ceder por ambos lados. Los científicos se han dado cuenta de que tienen que trabajar con los pescadores para entender exactamente cómo funciona el sector. Los pescadores están entendiendo que es algo que tenemos que hacer para el futuro del sector”.
Por supuesto, la “colaboración” no siempre es tan simple como parece. Existen obstáculos como la preferencia de los científicos por la jerga técnica y las abreviaturas indescifrables. Los pescadores se enfrentan a problemas como la disminución de las poblaciones de peces y de sus ingresos, por lo que para algunos, rechazar las tentaciones cortoplacistas y en cambio trabajar por la sostenibilidad a largo plazo, requiere de un cambio importante en la manera de pensar. Y ambas partes tienen ideas preconcebidas de lo que los otros piensan.
Sin embargo, la construcción de estas nuevas relaciones, junto con colaboraciones del tipo de observadores a bordo, resulta crucial para la solución de estos problemas. Como Emma concluyó: “al final del jornada somos gente que ha trabajado junta», los ingresos de los “cangrejeros”, su medio de subsistencia y sus comunidades están en peligro. Si trabajamos juntos, podemos resolver esto antes de que sea demasiado tarde”.
Después de un largo día de pesca, con varias cajas llenas de cangrejos y langostas, escuché anunciar a Alan que volvíamos a tierra con una mezcla de tristeza y alivio. Con tiempo para otra taza de té, comenzamos a hablar acerca de por qué Alan es pescador.
“Me encanta pescar cangrejos, porque no es sólo un trabajo, es toda una forma de vida. En el mar son tus propias decisiones las que tienen consecuencias en tu vida y nunca sabes realmente lo que vas a coger. No creo que pudiese dedicarme a otra cosa” -está en mi sangre-. -¿Y tus esperanzas para el futuro?- “Una pesquería rentable y sostenible que puedan heredar mis hijos”.
Al llegar a puerto, me hice una foto con la cangreja más grande que pudimos encontrar. Un final perfecto para un día corajudo…
Aquí queda la esperanza de que las ilusiones de Alan para el futuro se hagan realidad, y de que no me sienta pronto inspirada para acompañar las aventuras de otra científica heroica.
Rosie Magudia trabaja para la organización de conservación marina SeaWeb. La web del GAP2 se puede encontrar en http://gap2.eu/ y el blog personal de Rosie en http://shutesroots.wordpress.com/