Las fronteras naturales, como las humanas, son lugares complejos. Su naturaleza no perdona errores, pero en ocasiones ofrecen buenas oportunidades a los habitantes con la fortuna de aprovecharlas. Los ecólogos denominan ecotonos a las fronteras que unen ecosistemas. En ellos la diversidad de animales y plantas suele ser muy elevada, ya que se nutren de los representantes de ambos lados de la frontera y además, de sus propios especialistas (los contrabandistas, podría decirse).
Otras fronteras, por el contrario, son tan abruptas que en realidad separan a sus habitantes. Alfred Russell Wallace (1823-1913), el coautor de la teoría de la evolución con Darwin, pasó varios años viajando por el archipiélago malayo recolectando especimenes para su venta. Como resultado de sus investigaciones y viajes, se dio cuenta de que las faunas de Oceanía eran diferentes de las de Asia. La línea imaginaria que las separa se denomina desde entonces Línea de Wallace.
(CC. Dibujo de P. A. Salguero. Modificación en castellano de Image:Wallace's line.jpg)
La Línea de Wallace, que separa las faunas de Oceanía y Asia.
Pero una de las primeras cosas que uno aprende al fotografiar en la naturaleza es que, al contrario que entre las construcciones humanas (Gaudí fué bastante animal en este sentido), las líneas rectas son prácticamente desconocidas; y bajo el agua, la ausencia de rectas constituye toda una ley. Pero toda ley tiene sus excepciones y este es el relato de una de ellas.
La frontera es difusa y tortuosa, pero culebrea incansable y aparentemente sin fin a 10 metros de profundidad bajo la agitada superficie.
En ella se separan (¿o se reúnen?) dos antiguos reinos que dan vida al paisaje submarino del Mar del Norte Escocés. Arriba se agita lo que debería permanecer inmóvil: el oleaje mece grandes algas pardas. Debajo, incongruentemente inmóvil, un tapiz animal colorea las rocas: manos de muerto. Miles de ellas.
Manos de muerto rosadas, manos de muerto fuertemente anaranjadas…
… manos de muerto pequeñas, manos de muerto enormes…
Manos de muerto por todas partes.
Los corales abajo, las algas arriba.
Las rocas llegan a desaparecer bajo las colonias de estos corales.
Resulta un nombre un tanto tétrico para unos animales tan vistosos. Las manos de muerto son colonias de corales blandos que habitan las aguas templadas y frías de varios océanos. Pero aquí, en las frías y turbias aguas del Mar del Norte, alcanzan su máxima expresión.
Cuando esa mañana salí de Edimburgo y conduje hacia el amanecer tenía la vaga esperanza de realizar una inmersión en algún punto del litoral del Mar del Norte. Así que, un poco a la aventura, visité un par de pueblos costeros, de esos con pequeños puertos acorazados ante la furia de los mares de esas latitudes.
Un barco saliendo del puerto para faenar.
Si el paisaje y el Mar de Escocia son agrestes, todo lo contrario sucede con sus gentes. Los escoceses son muy amables. Pero hablan muy raro. Así que a pesar de sus buenas intenciones me perdí varias veces antes de llegar a donde me indicaban, ya desesperado. Mereció la pena.
St Abbs es un pequeño y precioso pueblecito incrustado en el impresionante litoral del Mar del Norte.
Hace ya unos años se creó aquí una reserva marina con una particularidad que en mi opinión la haría inviable en nuestro país: es voluntaria. Sólo están prohibidas las artes de pesca de arrastre. Los pescadores de la emplean artes tradicionales como las nasas para capturar los abundantes mariscos de esta reserva de St Abbs y Eyemouth. Los gestores de la reserva han dado a conocer un código de conducta y proponen medidas de gestión a los pescadores y visitantes.
Ver St Abbs & Eyemouth en un mapa más grande
La Reserva Marina de St Abbs y Eyemouth.
Un arrastrero irlandés del Mar del Norte.
La reserva fue creada en 1984 y parece que renta buenos servicios a nivel ecológico, pesquero y turístico. En estas aguas lo único que abunda más que las manos de muerto son los mariscos. Una multitud de nécoras, bogavantes y bueyes de Francia se arrastran por el fondo, compitiendo por las pocas grietas que quedan libres. Los bogavantes son los únicos que se consumen en el mercado local, las nécoras se exportan a España y los bueyes se desechan. Por otro lado, las aguas de la reserva son uno de los 3 mejores sitios de buceo de Gran Bretaña y son visitados por miles de turistas cada año. Y también es un lugar importante para la nidificación de aves marinas, especialmente frailecillos y gaviotas tridáctilas.
Una nécora (Necora puber) entre las omnipresentes manos de muerto.
Uno de los abundantes bogavantes (Homarus gammarus) de la reserva de St Abbs y Eyemouth.
Los bueyes de Francia (Cancer pagurus) se cuentan por miles.
Buey escocés (Bos taurus) para establecer comparaciones.
Una pequeña embarcación, calando nasas en la Reserva de St Abbs y Eyemouth.
Estas estrellas de mar son muy grandes.
Las ofiuras, más pequeñas, a cambio son más coloridas.
Durante una de las inmersiones tuve la buena fortuna de poder contemplar a un ejemplar de una de las especies de peces más amenazada del mundo: el bacalao del Mar del Norte. Estos animales han sido objeto de una persecución tan intensa que según algunos autores está virtualmente extinto y nunca podrá recuperar sus abundancias pasadas. No tuve la misma suerte con el pez lobo, que a pesar de habitar estas aguas, se mostró esquivo. Las maragotas por el contrario, son muy abundantes, enormes y muy confiadas.
Un bacalao (Gadus morhua) bajo una roca. Es un pez muy bonito, de un vistoso moteado sobre un fondo anaranjado.
¿Una larva de bacalao?.
Una confiada y vistosa maragota (Labrus bergylta).
Una pequeña maruca (Molva molva) entre las rocas. Estos peces llegan a alcanzar los 2 m de longitud.
La costa de St Abbs, con la colonia de aves marinas al fondo.
El motivo de mi viaje a Escocia, por otra parte era asistir al Simposio Europeo de Biología Marina para presentar nuestros primeros resultados acerca de la evolución temprana de otra reserva, la de Os Miñarzos en Lira (A Coruña).
El póster que presentamos en el Simposio Europeo de Biología Marina.
Pero indudablemente Escocia en verano es demasiado atractiva como para pasarse una semana en un congreso…
Así que hubo que darse una vueltecita por las Highlands…
Disfrutar de la gastronomía local.
O no tanto…
… conocer paisajes pintorescos…
… y trabar relación amistosa con algunos de los habitantes locales.
Consejos para viajeros
Para no correr el riesgo de volverse sin haber mojado el traje, lo aconsejable es organizarse un poco si uno tiene intención de bucear (sobre todo si se ha viajado con el equipo a pesar de la frontal oposición de tu pareja) . Yo tuve la increíble suerte de encontrarme en St Abbs con Amanda Thom, del Soutscroft Dive Center. Ella suele chartear los fines de semana uno de los barcos de buceo de la localidad para sus amigos. Amanda fue tan amable que me invitó a acompañarlos a cambio de compartir el gasto del barco. También me guió en las inmersiones e intentó (sin éxito) localizar para mi un pez lobo.
Buceamos desde el Tiger Lilly, un 12 m propiedad de Paul y Rachel Crowe.
Paul fue la primera persona que me encontré al llegar a St Abbs. Me miró ciertamente confundido cuando le pregunté si por allí alguien buceaba. Si bien el estaba liado con una botella de buceo y un compresor de carga, yo en aquel momento aún desconocía que el regentaba un hotel para buceadores y que aquella era una reserva marina visitada por miles de buceadores.
La flotilla de barcos de buceo en el puerto. En todos ellos hay un ascensor que facilita enormemente el retorno a la embarcación desde el agua.
La temporada de buceo es más larga de lo que cabría esperarse para estas latitudes y puede bucearse casi todo el año. El agua es fría, no llegaba a 14º en el mes de agosto, así que el traje seco es muy recomendable.
El amistoso grupo de buceadores que me admitieron en su barco.
Antes de la segunda inmersión los barcos vuelven a tierra para que los ateridos buceadores puedan reconfortarse con un café bien caliente en el pequeño restaurante del puerto. Un menú alternativo que recomiendo es cullen skink, una sopa a base de pescado, cebolla y patatas con un delicioso aroma ahumado, regada con una buena pinta de Tennents, la cerveza local con más éxito. Caso omiso a los comentarios del resto de buceadores.
El lugar de mi segunda inmersión. Desgraciadamente una fuerte corriente nos impidió localizar a los peces lobo.
Contacto y reservas
El Rock House es un encantador bed & breakfast especializado en turismo subacuático.
Está en el puertito de St Abbs y es un lugar inmejorable para conocer los fondos marinos del Mar del Norte de Escocia.
Tlf. 07710961050 /paul@divestabbs.com
Un grupo de cisnes en el puerto de St Abbs.
El Scoutscroft, regentado por Amanda Thom, es un centro de vacaciones que organiza viajes y excursiones por Escocia e incluye tienda de buceo.
Tlf. 01890771669 / divescoutscroft@yahoo.co.uk
St Abbs y su puerto, en el entorno de su Reserva Marina.