Mar del Norte

Las fronteras naturales, como las humanas, son lugares complejos. Su naturaleza no perdona errores, pero en ocasiones ofrecen buenas oportunidades a los habitantes con la fortuna de aprovecharlas. Los ecólogos denominan ecotonos a las fronteras que unen ecosistemas. En ellos la diversidad de animales y plantas suele ser muy elevada, ya que se nutren de los representantes de ambos lados de la frontera y además, de sus propios especialistas (los contrabandistas, podría decirse).

Otras fronteras, por el contrario, son tan abruptas que en realidad separan a sus habitantes. Alfred Russell Wallace (1823-1913), el coautor de la teoría de la evolución con Darwin, pasó varios años viajando por el archipiélago malayo recolectando especimenes para su venta. Como resultado de sus investigaciones y viajes, se dio cuenta de que las faunas de Oceanía eran diferentes de las de Asia. La línea imaginaria que las separa se denomina desde entonces Línea de Wallace.

(CC. Dibujo de P. A. Salguero. Modificación en castellano de Image:Wallace's line.jpg)

La Línea de Wallace, que separa las faunas de Oceanía y Asia.

Pero una de las primeras cosas que uno aprende al fotografiar en la naturaleza es que, al contrario que entre las construcciones humanas (Gaudí fué bastante animal en este sentido), las líneas rectas son prácticamente desconocidas; y bajo el agua, la ausencia de rectas constituye toda una ley. Pero toda ley tiene sus excepciones y este es el relato de una de ellas.

La frontera es difusa y tortuosa, pero culebrea incansable y aparentemente sin fin a 10 metros de profundidad bajo la agitada superficie.

En ella se separan (¿o se reúnen?) dos antiguos reinos que dan vida al paisaje submarino del Mar del Norte Escocés. Arriba se agita lo que debería permanecer inmóvil: el oleaje mece grandes algas pardas. Debajo, incongruentemente inmóvil, un tapiz animal colorea las rocas: manos de muerto. Miles de ellas.

Manos de muerto rosadas, manos de muerto fuertemente anaranjadas…

… manos de muerto pequeñas, manos de muerto enormes…

Manos de muerto por todas partes.

Los corales abajo, las algas arriba.

Las rocas llegan a desaparecer bajo las colonias de estos corales.

Resulta un nombre un tanto tétrico para unos animales tan vistosos. Las manos de muerto son colonias de corales blandos que habitan las aguas templadas y frías de varios océanos. Pero aquí, en las frías y turbias aguas del Mar del Norte, alcanzan su máxima expresión.

Cuando esa mañana salí de Edimburgo y conduje hacia el amanecer tenía la vaga esperanza de realizar una inmersión en algún punto del litoral del Mar del Norte. Así que, un poco a la aventura, visité un par de pueblos costeros, de esos con pequeños puertos acorazados ante la furia de los mares de esas latitudes.

Un barco saliendo del puerto para faenar.

Si el paisaje y el Mar de Escocia son agrestes, todo lo contrario sucede con sus gentes. Los escoceses son muy amables. Pero hablan muy raro. Así que a pesar de sus buenas intenciones me perdí varias veces antes de llegar a donde me indicaban, ya desesperado. Mereció la pena.

St Abbs es un pequeño y precioso pueblecito incrustado en el impresionante litoral del Mar del Norte.

Hace ya unos años se creó aquí una reserva marina con una particularidad que en mi opinión la haría inviable en nuestro país: es voluntaria. Sólo están prohibidas las artes de pesca de arrastre. Los pescadores de la emplean artes tradicionales como las nasas para capturar los abundantes mariscos de esta reserva de St Abbs y Eyemouth. Los gestores de la reserva han dado a conocer un código de conducta y proponen medidas de gestión a los pescadores y visitantes.


Ver St Abbs & Eyemouth en un mapa más grande

La Reserva Marina de St Abbs y Eyemouth. 

Un arrastrero irlandés del Mar del Norte.

La reserva fue creada en 1984 y parece que renta buenos servicios a nivel ecológico, pesquero y turístico. En estas aguas lo único que abunda más que las manos de muerto son los mariscos. Una multitud de nécoras, bogavantes y bueyes de Francia se arrastran por el fondo, compitiendo por las pocas grietas que quedan libres. Los bogavantes son los únicos que se consumen en el mercado local, las nécoras se exportan a España y los bueyes se desechan. Por otro lado, las aguas de la reserva son uno de los 3 mejores sitios de buceo de Gran Bretaña y son visitados por miles de turistas cada año. Y también es un lugar importante para la nidificación de aves marinas, especialmente frailecillos y gaviotas tridáctilas.

Una nécora (Necora puber) entre las omnipresentes manos de muerto.

Uno de los abundantes bogavantes (Homarus gammarus) de la reserva de St Abbs y Eyemouth.

Los bueyes de Francia (Cancer pagurus) se cuentan por miles.

Buey escocés (Bos taurus) para establecer comparaciones.

Una pequeña embarcación, calando nasas en la Reserva de St Abbs y Eyemouth.

Estas estrellas de mar son muy grandes.

Las ofiuras, más pequeñas, a cambio son más coloridas.

Durante una de las inmersiones tuve la buena fortuna de poder contemplar a un ejemplar de una de las especies de peces más amenazada del mundo: el bacalao del Mar del Norte. Estos animales han sido objeto de una persecución tan intensa que según algunos autores está virtualmente extinto y nunca podrá recuperar sus abundancias pasadas. No tuve la misma suerte con el pez lobo, que a pesar de habitar estas aguas, se mostró esquivo. Las maragotas por el contrario, son muy abundantes, enormes y muy confiadas.

Un bacalao (Gadus morhua) bajo una roca. Es un pez muy bonito, de un vistoso moteado sobre un fondo anaranjado.

¿Una larva de bacalao?.

Una confiada y vistosa maragota (Labrus bergylta).

Una pequeña maruca (Molva molva) entre las rocas. Estos peces llegan a alcanzar los 2 m de longitud.

La costa de St Abbs, con la colonia de aves marinas al fondo.

El motivo de mi viaje a Escocia, por otra parte era asistir al Simposio Europeo de Biología Marina para presentar nuestros primeros resultados acerca de la evolución temprana de otra reserva, la de Os Miñarzos en Lira (A Coruña).

El póster que presentamos en el Simposio Europeo de Biología Marina.

Pero indudablemente Escocia en verano es demasiado atractiva como para pasarse una semana en un congreso…

Así que hubo que darse una vueltecita por las Highlands…

Disfrutar de la gastronomía local.

O no tanto…

… conocer paisajes pintorescos…

… y trabar relación amistosa con algunos de los habitantes locales.

Consejos para viajeros

Para no correr el riesgo de volverse sin haber mojado el traje, lo aconsejable es organizarse un poco si uno tiene intención de bucear (sobre todo si se ha viajado con el equipo a pesar de la frontal oposición de tu pareja) . Yo tuve la increíble suerte de encontrarme en St Abbs con Amanda Thom, del Soutscroft Dive Center. Ella suele chartear los fines de semana uno de los barcos de buceo de la localidad para sus amigos. Amanda fue tan amable que me invitó a acompañarlos a cambio de compartir el gasto del barco. También me guió en las inmersiones e intentó (sin éxito) localizar para mi un pez lobo.

Buceamos desde el Tiger Lilly, un 12 m propiedad de Paul y Rachel Crowe.

Paul fue la primera persona que me encontré al llegar a St Abbs. Me miró ciertamente confundido cuando le pregunté si por allí alguien buceaba. Si bien el estaba liado con una botella de buceo y un compresor de carga, yo en aquel momento aún desconocía que el regentaba un hotel para buceadores y que aquella era una reserva marina visitada por miles de buceadores.

La flotilla de barcos de buceo en el puerto. En todos ellos hay un ascensor que facilita enormemente el retorno a la embarcación desde el agua.

La temporada de buceo es más larga de lo que cabría esperarse para estas latitudes y puede bucearse casi todo el año. El agua es fría, no llegaba a 14º en el mes de agosto, así que el traje seco es muy recomendable.

El amistoso grupo de buceadores que me admitieron en su barco.

Antes de la segunda inmersión los barcos vuelven a tierra para que los ateridos buceadores puedan reconfortarse con un café bien caliente en el pequeño restaurante del puerto. Un menú alternativo que recomiendo es cullen skink, una sopa a base de pescado, cebolla y patatas con un delicioso aroma ahumado, regada con una buena pinta de Tennents, la cerveza local con más éxito. Caso omiso a los comentarios del resto de buceadores.

El lugar de mi segunda inmersión. Desgraciadamente una fuerte corriente nos impidió localizar a los peces lobo.

Contacto y reservas

El Rock House es un encantador bed & breakfast especializado en turismo subacuático.

Está en el puertito de St Abbs y es un lugar inmejorable para conocer los fondos marinos del Mar del Norte de Escocia.

Tlf. 07710961050 /paul@divestabbs.com

Un grupo de cisnes en el puerto de St Abbs.

El Scoutscroft, regentado por Amanda Thom, es un centro de vacaciones que organiza viajes y excursiones por Escocia e incluye tienda de buceo.

Tlf. 01890771669 / divescoutscroft@yahoo.co.uk 

St Abbs y su puerto, en el entorno de su Reserva Marina.

XVI Simposio ibérico de estudios en biología marina y Serra Gelada

Entre el 6 y el 10 del pasado mes de septiembre asistí a la XVI edición del SIEBM para presentar una comunicación oral sobre los resultados de nuestra experiencia de telemetría con congrios, lubinas y maragotas.

Después de una larga semana de charlas, conferencias y pósteres, la organización posibilitó una inmersión en el nuevo Parque natural de Serra Gelada (más información aquí). La inmersión era profunda (rozando los -40 m) y la idea era reunir a un grupo heterogéneo de especialistas en flora y fauna para realizar un inventario semicuantitativo de los organismos presentes en la zona.


Ver Isla de Benidorm en un mapa más grande

El P. N. de S. Gelada es un parque marítimo-terrestre, pero no dispone aún de figuras efectivas de protección marina. Los resultados del inventario realizado servirán para ser incluidas en el Banco de Datos de Biodiversidad de la Comunidad Valenciana y podrán ser usados para implementar dichas medidas.

La zona de la inmersión se conoce como La Llosa. Una pequeña plataforma rocosa situada a unos -10 m con una fuerte caída en sus laterales. Una segunda llosa en la mitad del recorrido nos conduce hasta los -40. Allí abajo se asienta un bonito grupo de bonitas gorgonias Paramunicea clavata. Estas gorgonias presentan aquí un fuerte color amarillo (normalmente son rojas).

La Llosa está cerca de la Isla de Benidorm y desde allí pudimos contemplar los cantiles de la Serra Gelada y de los edificios de Benidorm (las consideraciones acerca de su modelo constructivo las dejaré para otra ocasión).

Yo me dediqué a censar peces y tomar fotografías…

Una bonita colonia de Paramunicea clavata, a -40 m, después de la Segunda Llosa.

Un grupo de gorgonias, Paramunicea clavata sobrevolado por un banco de castañuelas, Chromis chromis.

Las hembras de Parablennius pilicornis hacen aquí juego con las gorgonias.

Tres colas Anthias anthias entre las grietas del fondo a unos -20 m.

Anthias anthias, Chromis chromis y Serranus cabrilla, a unos 20 m de profundidad, entre ambas llosas.

Abundan a todas las profundides las cabrillas Serranus cabrilla. Curiosamente no observé ningún S. scriba, normalmente más frecuentes en el Mediterráneo.

Este sargo, Diplodus sargus nos escoltó curioso entre las abundantes castañuelas, Chromis chromis durante los primeros metros de la inmersión.

Los sargos se presentaron sobre todo en los primeros -20 m.

Un grupo de sargos picoteando entre las rocas de La Llosa.

¡Ah!, dejo aquí el resumen de mi presentación y el Power point que empleé en mi charla:

¡Que alguien pare al loco de las barbas!

La entropía del buceo en grupo resulta directamente proporcional al número de participantes. Si a un número considerable de buceadores en el agua se le añade un entorno desfavorable (corriente, baja temperatura, mala visibilidad, etc), el paseo se puede llegar a convertir en un completo maremagnum.

De mi primera visita a la Reserva de Cabo de Palos e Islas Hormigas, además de  maravillarme por la fauna y el entorno submarino, atesoro el entrañable recuerdo de mi primera Enfermedad Descompresiva y la viva intención de volver para fotografiar y filmar determinada fauna de nuestro interés. El pasado octubre se me presentó la ocasión, nuevamente invitado por el Dr. Jose Antonio García Charton, del Grupo de Ecología y Ordenación de Ecosistemas Marinos Costeros de la Universidad de Murcia.

Sarda

Un grupo de bonitos atlánticos (Sarda sarda) en pleno ataque, en aguas de la Reserva de Palos y Hormigas.

El día era gris, fuerte corriente e incómoda marejada en el mar. Nuestro grupo era numeroso, incluía además de investigadores de ambos grupos (el murciano y el coruñés), buceadores recreativos de visita. Más o menos nos organizamos en parejas y nos echamos al agua a la espera de que el Dr. Charton (Jose para los amigos) guiase nuestra inmersión. Jose lleva buceando en el lugar desde hace más de 15 años, con lo que conoce a la perfección la Reserva. Como la marejada y la corriente hacían muy incómoda la permanencia en superficie junto a la boya de fondeo, fuimos bajando más o menos ordenadamente por el cabo para reunirnos abajo.

PP y Cia

María Segovia y Pepe Garrido, investigadores del grupo de Murcia. Indicado por la flecha, el compañero imaginario de Pepe. Todos a la espera del guía del grupo.

Dado lo apresurado del descenso, no tuve tiempo de verle las aletas a Jose. Un truco que empleo para no perder a mi guía bajo el agua, dada la imposibilidad de verle la cara a un buceador, sobre todo cuando nadas detrás. De modo que cuando un submarinista se adelantó y comenzó a guiar al grupo, nadamos detrás de él. A los pocos segundos comenzamos a correr tras él. Fue todo lo que hicimos. Nunca había nadado tan rápido bajo el agua. La inmersión consistió básicamente en una persecución apresurada por el azul.

En un momento dado, logré acercarme lo suficiente al fugado para comprobar que llevaba barba, pero no pude alcanzarle. Todo lo que podía pensar era: ‘¡Dios mío, que alguien pare al barbudo ese!‘.

Speedy beard

El barbudo en plena acción.

¡Me perdí, lo siento mucho! -farfulló Jose (sí, el dueño de las barbas) cuando, ya sin resuello, emergimos a superficie. Y es que bajo el agua es sencillo perderse, aún para los buceadores más experimentados y conocedores del lugar. Yo prometí no volver a bucear sin compás ni ordenador el día en que perdí a mi compañero durante 30 min. a -30 m en un canal de entrada portuario, mientras un carguero enorme pasaba sobre mi. Aún recuerdo el retumbar de las máquinas en mi pecho mientras me preguntaba si había entrado ya en descompresión y dónde diablos podría realizarla sin peligro de ser absorbido por una hélice enorme.

Cantante

En todo caso, si la inmersión no fue buena, el día resultó muy agradable y divertido, merced al buen hacer de Jose, del resto de integrantes de su grupo de investigación y de algún espontáneo.

Palos y Hormigas bien merecen una ED

En el título de este blog se juega con el concepto de la narcosis en el buceo autónomo, un efecto poco deseable del nitrógeno sobre las membranas celulares del sistema nervioso. Cuando la presión parcial de este gas alcanza los 3.2 bar (algo que respirando con aire sucede a los -30 m), el buceador puede comenzar a sufrir una alteraciónn de su estado de conciencia. El efecto es similar al de una intoxicación alcohólica, de ahí que en el mundo del buceo se la denomine borrachera de las profundidades. Así, La Ley de los Martinis relaciona informalmente presión y narcosis: un Martini cada 10 m a partir de los -20 m.

La narcosis por nitrógeno puede dar lugar a que el buzo se comporte como un imbecil y ponga en riesgo su vida. Todos los buceadores hemos escuchado historias de submarinistas eufóricos que se quitan el regulador pretendiendo respirar directamente del agua o hablan con los peces. Algunos no sobreviven a la experiencia. Los aspectos positivos son que los efectos son inmediatamente reversibles al ascender y que no deja resaca.

Si el nitrógeno puede provocar narcosis al descender, en el ascenso puede provocar una enfermedad descompresiva (ED). Cuando el nitrógeno ha tenido tiempo de saturar los tejidos en un ambiente hiperbárico, el buceador debe realizar un ascenso controlado para evitar que el gas alcance una sobresaturación excesiva y forme burbujas. Esto se consigue ascendiendo lentamente y deteniéndose si es preciso durante un tiempo. Estas paradas, que tabulan el tiempo de espera y la profundidad a la que debe permanecer el buceador, se realizan actualmente con el auxilio de los ordenadores de buceo.

Inmersion 1

Inmersión 1.

Inmersion 2

Inmersión 2.

Estos son los perfiles de 2 inmersiones que realicé en la Reserva Marina de Cabo de Palos e Islas Hormigas, ambas dentro de los límites de seguridad. En la primera empleé aire y en la segunda nitrox (33%). La temperatura rondaba los 20º C, tanto dentro como fuera del agua y mi estado físico era normal. El intervalo en superficie entre ambas fue de 45 min. Una hora después de la segunda sufrí una ED tipo I (la más leve, afortunadamente). Los síntomas no pasaron de la rotura de capilares subcutáneos en el torso y desaparecieron después de 1 h con tratamiento de oxígeno normobárico (10 l/min). No siempre se puede evitar sufrir una ED buceando dentro de los límites de seguridad. Un porcentaje mínimo se escapa del control determinado por los algoritmos de los ordenadores.

Buceaba en la Reserva invitado por Jose Antonio García Charton del Grupo de Ecología y Ordenación de Ecosistemas Marinos Costeros de la Universidad de Murcia, y me duele reconocerlo, pero la ED mereció la pena. Las Islas Hormigas son poco más de unas rocas situadas a corta distancia del Faro del Cabo de Palos.

El Cabo de Palos, las Islas Hormigas y el lugar de mis inmersiones.

Faro

El Cabo de Palos desde el agua.

Faro sub

Una perspectiva menos convencional del faro.

Faro sub2

Y otra más…

La reserva fue creada hace casi 15 años, y funciona. El tapiz viviente de bogas y castañuelas ocupa todo el azul, las bogas arriba y las castañuelas abajo. Los ataques de los bonitos sobre los bancos de bogas se suceden, secundados por grupos de seriolas, mientras los enormes meros aguardan su oportunidad desde abajo. Las barracudas tampoco pierden el tiempo. La impresión general me recuerda enormemente a las inmersiones en el Norte de Galápagos (eso sí, sin tiburones). Y Murcia está aquí al lado.

Salpas3

Un grupo de salemas (Sarpa salpa) a poca profundidad.

Salpas

Los bancos de estos animales se desplazan lentamente, deteniéndose para ramonear la vegetación submarina.

Salpas2

Otro banco más.

Estrella

Las estrellas de mar (Echinaster sepositus) abundan a poca profundidad.

Scriba

Las cabrillas (Serranus scriba) con sus barrigas luminosas son abundantes también entre las praderas de posidonia.

Apogon

Los reyezuelos (Apogon imberbis) son más esquivos, ocultándose en grietas oscuras.

Morena y seriola

Entre las grietas también se ocultan las morenas (Muraena helena). Al fondo, una seriola (Seriola dumerilii).

Seriolas

Seriolas al ataque. Cuando cazan, se les dibuja un antifaz que cubre sus ojos. La señal para que los pececillos huyan.

Mero2

Pero aquí los reyes son los meros (Epinephelus marginatus).

Mero

En estas aguas, estos enormes animales resultan asombrosamente abundantes.

Mero3

Y confiados…

Cuelgo un pequeño vídeo tomado en la segunda inmersión.

Mi agradecimiento a todos los miembros del Grupo de Ecología y Ordenación de Ecosistemas Marinos Costeros por su caluroso recibimiento, que espero constituya el inicio de una colaboración más estrecha.

Los penne all´ametriciana estaban francamente buenos y lo mismo opina un grupo de veloces obladas que se disputan los restos que Corrado, armador del Anthias anthias, arroja por la borda. El descanso está resultando de lo más placentero, pero un traicionero licor de mirto me hace dudar de mi capacidad para afrontar una segunda inmersión. Me recreo durante unos instantes en el contraste entre el anaranjado del granito y el turquesa más increí­ble de la Cala Coticcio y me sumerjo para perderme en el aguamarina intenso de los ojos de un rape.

Rape

Un rape (Lophius piscatorius) al acecho sobre el fondo.

Ojo de rape

El ojo en detalle. Una joya en un rostro poco agraciado.

Cala cotticcio

El fondeadero de Cala Coticcio desde la proa del Anthias anthias.

Ni rastro de enanos ni de bailarinas, pero el Norte de Cerdeña está resultando una fiesta para los sentidos. Una escapada de una semana me concede el tiempo suficiente para admirar el antiquí­simo granito sardo, que erosionado en mil formas curiosas conforma un paisaje muy abrupto que se continúa bajo el azul del Mediterráneo. Los fondos del Parque Nacional del Archipiélago de La Maddalena están compuestos por enormes y redondeadas rocas, asentadas sobre arenales colonizados por praderas de plantas marinas. A pesar de vivir bajo el mar, la Posidonia oceanica, al igual que nuestra Zostera marina, no es un alga, sino una planta superior con sus flores incluidas. Estos vegetales dan vida a un ecosistema tan enormemente rico y de una localización tan restringida que ha debido ser protegido por la legislación comunitaria. Adicionalmente, estas praderas actúan como barreras naturales frente al oleaje, protegiendo tanto las infraestructuras litorales humanas como nuestras queridísimas playas. A pesar de todo ello, las agresiones sobre estos hábitats son muy frecuentes: obras de infraestructura portuaria, extracciones de áridos y el empleo de artes de arrastre son las más habituales. El mayor problema reside en el lento crecimiento de las comunidades de posidonia (2-6 cm/año), por lo que tardan siglos en recuperarse después de una agresión.

Posidonia

El azul del mediterráneo a través de las hojas de posidonia.

Paisaje posidonia

Una pequeña pradera de posidonia entre grandes rocas.

Un tapiz viviente de castañuelas se acerca a darme la bienvenida. Se aproximan curiosas para huir en ordenado estallido ante la irrupción de mis burbujas, y repetir el ciclo de manera aparentemente interminable: agradecidos ejemplos vivientes para aquellos que sostienen la inmerecida falacia de la memoria del pez. Semiocultas en la penumbra de cualquier pequeña oquedad relucen los miopes ojos de las morenas. Abundan tanto que resulta imprudente descansarse con descuido sobre las rocas. Sorpresivamente abundantes resultan también los Discodoris atromaculata. Feo nombre para estos llamativos nudibranquios, que con su disfraz de vaquita suiza forman auténticos rebaños sobre las algas cespitosas de los relieves graní­ticos, remedo en miniatura de elevados paisajes alpinos.

Damiselas

Un grupo de castañuelas (Chromis chromis) en el azul.

 vaquita

Una vaquita suiza (Discodoris atromaculata) sobre las rocas.

A 25 m de profundidad, el abrupto anaranjado de Punta Coticcio no es visible bajo los amarillos parches de los falsos corales. A juego con ellos, un enorme cabracho acecha confiado en la toxicidad de su veneno. Algo más allá, una langosta me hace señas con las antenas para que me acerque. Obedezco solí­cito sólo para comprobar que en realidad querí­a que me alejase. El mirto ha hecho estragos. Sobre mi cabeza, bancos de mojarras y obladas me escoltan en ordenada formación, mientras que el amarillo de las colas de las corvinas mantiene la distancia. Sobre el fondo y entre las matas de posidonia circula un sinnúmero de pececillos coloreados: rojos cardenales entre las sombras, azules juveniles de castañuelas‚ curiosos serranos de luminosa barriga. Pero este es el dominio de los lábridos: multicolores thalasomas en su traje de payaso, doncellas de listada librea, centrolabros limpiadores, bodiones de morros generosos y el merlo, señor de estos parajes.

Coral

Un grupo de hexacoralarios (Parazoanthus axinellae) tapizando las rocas de Punta Coticcio.

Cabracho

Un enorme y colorista ejemplar de cabracho (Scorpaena scrofa).

Serrano

Un inquisitivo serrano (Serranus scriba) posa ante mi cámara.

Merlon

El bostezo del merlo (Labrus merula).

 viejo

Un joven bodión (Symphodus tinca) entre las frondes de posidonia.

Más abajo todaví­a, refugiados en las sombrí­as profundidades a las que les ha empujado la iniquidad humana, sobreviven los últimos grandes meros. En otra ocasión, con menos mirto en mi cabeza y más aire en mi botella volveré para tratar de convencer a un animal tan grande y viejo como un seiscientos de que pose para mí.

 Erizo

Un erizo bajo los imponentes relieves sardos.

Estrella

Oteando el horizonte (Echinaster sepositus).

Peperoncino

Durante la parada de seguridad es frecuente coincidir con algún «peperoncino» (Tripterygion tripteronotus).

Ermitano

Este ermitaño deambulaba entre los restos herrumbrosos de un pecio a 25 m.

Galatea

Una galatea en su refugio rocoso.

Flavelina

Menos abundantes que las vaquitas, en la zona pueden encontrarse otros nudibranquios.

Esponja

Las omnipresentes castañuelas dan vida al (sub)paisaje.

Consejos para viajeros

Volamos a Alghero con Ryanair. Si quieren viajar con parte de su equipo de buceo prepárense para sudar tinta a la hora de facturar. Si no desean pagar la barbaridad de 15 € por kilo de sobrepeso, no excedan los exiguos 15 kg por maleta que autoriza la compañí­a (previo pago de la tasa correspondiente). Para que se hagan una idea: un escarpí­n con suela pesa 500 g. También resultan escasas las dimensiones máximas del único bulto de equipaje de mano permitido.

Un excepcionalmente mal encarado empleado de la compañí­a en el mostrador de facturación del aeropuerto de Alguero me hizo pasar un mal rato pretendiendo el pago de una sobretasa por la facturación mi material de buceo. Y todo porque le pedí amablemente que me tirase en su papelera un papel que me sobraba. Tras consulta con sus superiores desistió. Si a ustedes les sobran papelitos, por favor pí­danle que se los tire. De mi parte. Una última cosa, los asientos no están numerados, con el consiguiente tumulto a la hora del embarque.

Anthias

La popa del Anthias anthias, un moderno y bien equipado 12 m.

Contacto y reservas

Contraté mis inmersiones con Anthias Diving, con sedes en Cannigione, Olbia y Palau, que además de organizar excursiones de buceo chartea el Anthias anthias para hacer kayak y treking. La empresa cuenta con los servicios de Gianmario Pitzianti, biólogo marino con experiencia que ejerce como guí­a de grupo y cicerone de lujo. El trato a bordo fue exquisito, con la salvedad del envenenado ofrecimiento del licor de mirto- Un liquore digestivo– asegura Corrado tocándose la tripa con cara inocente. ¡Que el Diablo se lo lleve!.

Davide Petta es el encargado del buceo.
Tel. +39 078986311/+39 3402227447
anthias@anthiasdiving.com

arbol y mar

Los sabinares (Juniperus sabina) son una comunidad vegetal muy extendida por las costas de Cerdeña.

Clima

Tí­picamente mediterráneo, inviernos suaves y veranos calurosos y secos. Los vientos interiores permiten soportar las elevadas temperaturas veraniegas, que alcanzan normalmente los 35-40 º C. En las costas no suelen alcanzarse temperaturas tan elevadas debido a las brisas marinas, pero a cambio la humedad es mayor. Estas mismas brisas se convierten en los incómodos Maestrale y Scirocco.

Lagartija sarda

Una lagartija monta guardia ante una cala color turquesa.

Temperatura del agua

En invierno ronda los 13 º C, por lo que un traje de 5 mm resultará escaso, mientras que en verano alcanza los 30 º C.

Bandera sarda

La bandera sarda rumbo a puerto después de un día de inmersiones.

1. Fusion