Un lugar en el mundo
El aire empuja furioso el interior de mi caja torácica tratando de escapar hasta la superficie, 25 metros más arriba, mientras un tiburón galápagos de 3 metros se me aproxima lentamente. El galápagos se aleja molesto cuando por fin libero mi respiración. Mis burbujas se cruzan en su ascenso con un grupo compacto de 30 tiburones martillo y llegan a tiempo para deslizarse por el vientre de un tiburón ballena de 15 metros de longitud. Estoy en la Isla de Darwin, uno de los destinos más buscados por los buceadores de todo el mundo.
Tomar esta fotografía del pez más grande del mundo, el tiburón ballena (Rhincodon typus), me costó el consumo más de la mitad del aire de mi botella al retornar del azul contra corriente.
Viajo a bordo del Daphne, un crucero de 23 m de eslora, 6.50 de manga, 3 cubiertas y un amplio solarium superior. Formo parte de un grupo de 12 buceadores que hemos pagado una pequeña fortuna para disfrutar de 7 días de inmersiones en Darwin y Wolf. Soy consciente de los riesgos de bucear en estas aguas: vastas poblaciones de tiburones, formidables profundidades a escasos metros de la costa y fortísimas y volubles corrientes, que pueden alejarte varias millas en escasos minutos. Respetar las normas de seguridad se hace aquí imprescindible para disfrutar sin riesgos de las maravillas que se citan en el Norte de Galápagos.
En superficie, un tripulante de otro crucero se nos acerca con la tensión reflejada en su rostro, pide ayuda para un pasajero que acaba de sufrir un accidente de buceo. Me embarco con Champi, uno de nuestros guías. Sobreexpansión pulmonar y más de 20 minutos de parada cardiorrespiratoria. Aunque hubiésemos logrado resucitarlo mediante RCP, sus posibilidades serían nulas, aquí no hay evacuación de emergencia y el hospital más cercano se encuentra a un día de navegación. Ofrecemos nuestras condolencias a los compañeros del fallecido y nos retiramos tristemente.
El Daphne en el impresionante fondeadero de Wolf.
Un lobo marino peletero (Arctocephalus galapagoensis) bosteza a escasos metros de nuestro barco.
El Arco de Darwin. Lugar de mis inmersiones en Darwin.
Itinerario de mi viaje a Darwin y Wolf.
Darwin y Wolf se encuentran muy alejadas del resto del archipiélago, situadas en aguas muy profundas (alrededor de 1000 m), e influenciadas por la Corriente (cálida) de Panamá. Las fuertes corrientes oceánicas chocan con las paredes verticales de las islas, ascienden y aportan enormes cantidades de nutrientes que son la base de uno de los ecosistemas más impresionantes del mundo. Los enormes cardúmenes de gringos (Paranthias colonus) son constantemente atacados por una selección de predadores oceánicos que aquí se congregan para ofrecer un espectáculo maravilloso. Los delfines saturan los oídos con sus silbidos de caza y generan marejadas sincrónicas al zambullirse en el seno del cardúmen, enormes atunes de aleta amarilla atacan aprovechando la confusión, mientras que desde el aire, los piqueros de patas rojas y enmascarados, convertidos en flechas vivientes, atronan la superficie del agua.
Los tiburones galápagos (Carcharhinus galapagensis), exclusivos de estas aguas, son criaturas extraordinariamente bellas.
Las rayas águila (Aetobatus narinari) abundan en Darwin y Wolf.
Esta tortuga verde (Chelonia mydas agassizii) no parece excesivamente preocupada por los tiburones.
Las barracudas (Sphyraena idiastes) se dejan ver en grupos compactos.
Un grupo de pómpanos acerados (Trachinotus stilbe) destellan cerca de la superficie.
Los tiburones martillo y ballena no vienen a estas aguas a comer, sino a encontrarse aquí con los peces mariposa barbero, que agrupados en «estaciones de limpieza», desparasitan y retiran la piel muerta de sus heridas.
Las formaciones de tiburones martillo (Shyrna lewini) resultan espectaculares.
Las hembras de tiburón martillo son más numerosas que los machos. En sus cuerpos se aprecian claramente las «heridas de amor» adquiridas tanto en el transcurso de sus luchas por los machos como en las ulteriores cópulas.
El principal responsable de que los tiburones martillo se acerquen a estas aguas, el pez mariposa barbero (Johnrandallia nigrirostris).
Los grandes tiburones comparten escenario en el Norte con multitud de otras criaturas, que si bien no resultan tan espectaculares, disponen de encantos singulares.
Esta joven tintorera (Triaenodon obesus) dormita tranquilamente en el Islote Cosins.
Un halcón del coral narigudo (Oxycirrhites typus) posa elegantemente para mi cámara.
Los caballitos de mar del pacífico (Hyppocampus ingens) acechan a sus diminutas presas suspendidos de los corales negros.
Este pez escorpión juguetón (Scorpaena histro) se camufla a la perfección entre las esponjas rojas.
Los peces corneta pintada (Fistularia commersonii) predan sobre los pequeños peces cardenal (Apogon spp.), abundantes en las grietas rocosas.
Los peces lagarto (Synodus lacertinus) tienen la capacidad de cambiar su color para confundirse con el entorno.
Los lobos peleteros son menores que los lobos marinos, su hocico es más fino y presentan un mayor tamaño ocular relativo.
He aquí un voluntarioso lobo marino (Zalophus californianus wollebacki) colaborando en la comparación.
De cerca, las estrellas de mar (Pentaceraster cumingi) resultan notablemente hermosas.
Y notablemente variables, además.
Hay lugares en el mundo donde la vida y la muerte se abrazan tan íntimamente que resultan irresistibles. Es quizá la propia proximidad de la muerte lo que les proporciona una dinámica tan vital. Acaso la oportunidad de contemplar algunas de las criaturas más extraordinarias de nuestro planeta convierta la pérdida gratuita de una vida humana en algo menos amargo.
Un enorme tiburón ballena gira para perderse en las profundidades.
Las dos especies emblemáticas de los ecosistemas marinos del Norte de Galápagos, el tiburón ballena y el tiburón martillo.
Los tiburones martillo se alimentan de calamares al anochecer en aguas abiertas. Su particular cabeza les sirve de amplio soporte para multitud de Ampollas de Lorenzini, que les facultan para detectar a sus presas en la oscuridad.
Una fragata se recorta en el sol del atardecer frente a Daphne, la isla donde los Grant ratificaron empírica y célebremente la evolución del pico de sus pinzones.
Contactos de interés
Contraté mi viaje con el centro de buceo Scuba Iguana, quien periódicamente organiza cruceros a Darwin y Wolf. Si usted desea organizar su propio viaje, puede contactar directamente con Luís Rodríguez (Champi), un fabuloso y experimentado guía. En cualquier caso, prepárese para gastarse alrededor de 2000 , excluyendo los vuelos y el impuesto ecológico por visitar las islas.