XVI Simposio ibérico de estudios en biología marina y Serra Gelada

Entre el 6 y el 10 del pasado mes de septiembre asistí a la XVI edición del SIEBM para presentar una comunicación oral sobre los resultados de nuestra experiencia de telemetría con congrios, lubinas y maragotas.

Después de una larga semana de charlas, conferencias y pósteres, la organización posibilitó una inmersión en el nuevo Parque natural de Serra Gelada (más información aquí). La inmersión era profunda (rozando los -40 m) y la idea era reunir a un grupo heterogéneo de especialistas en flora y fauna para realizar un inventario semicuantitativo de los organismos presentes en la zona.


Ver Isla de Benidorm en un mapa más grande

El P. N. de S. Gelada es un parque marítimo-terrestre, pero no dispone aún de figuras efectivas de protección marina. Los resultados del inventario realizado servirán para ser incluidas en el Banco de Datos de Biodiversidad de la Comunidad Valenciana y podrán ser usados para implementar dichas medidas.

La zona de la inmersión se conoce como La Llosa. Una pequeña plataforma rocosa situada a unos -10 m con una fuerte caída en sus laterales. Una segunda llosa en la mitad del recorrido nos conduce hasta los -40. Allí abajo se asienta un bonito grupo de bonitas gorgonias Paramunicea clavata. Estas gorgonias presentan aquí un fuerte color amarillo (normalmente son rojas).

La Llosa está cerca de la Isla de Benidorm y desde allí pudimos contemplar los cantiles de la Serra Gelada y de los edificios de Benidorm (las consideraciones acerca de su modelo constructivo las dejaré para otra ocasión).

Yo me dediqué a censar peces y tomar fotografías…

Una bonita colonia de Paramunicea clavata, a -40 m, después de la Segunda Llosa.

Un grupo de gorgonias, Paramunicea clavata sobrevolado por un banco de castañuelas, Chromis chromis.

Las hembras de Parablennius pilicornis hacen aquí juego con las gorgonias.

Tres colas Anthias anthias entre las grietas del fondo a unos -20 m.

Anthias anthias, Chromis chromis y Serranus cabrilla, a unos 20 m de profundidad, entre ambas llosas.

Abundan a todas las profundides las cabrillas Serranus cabrilla. Curiosamente no observé ningún S. scriba, normalmente más frecuentes en el Mediterráneo.

Este sargo, Diplodus sargus nos escoltó curioso entre las abundantes castañuelas, Chromis chromis durante los primeros metros de la inmersión.

Los sargos se presentaron sobre todo en los primeros -20 m.

Un grupo de sargos picoteando entre las rocas de La Llosa.

¡Ah!, dejo aquí el resumen de mi presentación y el Power point que empleé en mi charla:

Mordiendo la mano que nos alimenta

«Regeneración ambiental de la costa de [cualquier localidad gallega]», se puede leer todavía en carteles distribuidos a lo largo de toda la geografía litoral gallega. Recuerdo que cuando comencé a leer estos carteles me enfadaba su falsedad, ya que en realidad estas intervenciones consistían generalmente en la construcción de paseos marítimos u otras obras que poco tienen que ver con la regeneración ambiental (más bien todo lo contrario). Culpaba a la aparente falta de criterio ambiental de los ingenieros a cargo del proyecto y no pensaba más en ello.

Al cabo del tiempo caí en la cuenta de que la Unión Europea llevaba tiempo financiando estos proyectos mediante fondos para el desarrollo. Se necesitaban depuradoras y se construyeron paseos marítimos, pero como se trataba de regeneraciones ambientales, todos contentos. Y siguieron contentos hasta que la reciente legislación en materia de seguridad alimentaria impidió comercializar mariscos obtenidos de áreas contaminadas por bacterias fecales (buena parte de las rías gallegas).

Y claro la mierda empezó a salpicar, Europa pide la devolución de los fondos al tiempo que amenaza con multas por incumplimiento reiterado de la legislación comunitaria en materia de medio ambiente (como no hay depuradoras, se vierten las aguas contaminadas directamente al mar). No les falta razón, pero también deberían haber controlado mínimamente el destino de los fondos, ¿no?. Claro que hace algunos años, en Europa no conocían aún las trapacerías del carácter latino. Ahora sí nos conocen.

¿Son los responsables políticos y cargos de la administración los únicos responsables de esta desvergüenza? Desgraciadamente tenemos los gestores que nos merecemos. Hace unos días fui a la Dársena coruñesa para echar una embarcación al mar por su rampa. No pude hacerlo, ya que unos operarios del Club Náutico de A Coruña estaban vaciando el contenido de una fosa séptica directamente al agua del puerto. Naturalmente les recriminé su actitud y puse todo ello en conocimiento de las autoridades. Pero este tipo de comportamiento no es exclusivo de la citada entidad (desconozco si se trató de un accidente, aunque la responsabilidad es la misma), cada vez que tiramos de la cadena nos hacemos co-responsables de lo que sucede posteriormente: en Google Earth (y sólo a modo de ejemplo) puede contemplarse la imagen de la desembocadura de las aguas sin depurar procedentes de la Ciudad de A Coruña (la cheirenta, llaman a la zona los pescadores locales).

Operarios del Náutico de A Coruña en plena faena.

Parte del vertido fecal manchando las aguas del puerto.

La cheirenta, al Oeste de la ciudad de A Coruña.

Y lo peor de todo es que defecamos con saña en las zonas más productivas de nuestras costas, las rías y los puertos. Aguas tranquilas, cálidas, con refugio y alimentos que son elegidas por muchas especies para reproducirse. No es que mordamos la mano que nos alimenta, ¡es que nos cagamos en ella!

El ataque de la centolla de medio pie

Acabo de volver de realizar censos visuales en la Reservar Marina de Interés Pesquero de Os Miñarzos, en Lira (A Coruña). El agua estaba clara, tranquila y moderadamente caliente (14ºC), pero pasada una brusca termoclina estaba helada (12ºC) y enormemente turbia.

En mi opinión el viento del Norte está favoreciendo la entrada de agua profunda y la turbidez proviene de un bloom algal. Pero también podría ocurrir que la turbidez provenga de la descomposición de macroalgas, fundamentalmente laminariales y Falkenbergia rufolanosa, el esporófito de Asparagopsis armata (conocida localmente como «pomponia»).

El resultado en todo caso es que te congelas hasta con el traje seco y que la fiabilidad de los censos se ve reducida hasta mínimos.

El efecto de la reserva está aún por establecer, pero en una de las reservas integrales hemos podido censar un buen número de juveniles de centolla Maja brachydactyla (1 ejemplar por cada 25 m²). Aquí dejo un vídeo (de mala calidad, fue tomado con una pequeña cámara de fotos) con una de ellas como malencarada protagonista.