Pita P., Freire, J. & García-Allut, A. 2008. How to assign a catch value to fishing grounds when fisheries statistics are not spatially explicit. Scientia Marina 72(4): 693-69.

Abstract: Fishery statistics do not usually include small-scale spatial references to assess the effects of natural or human disturbances. We present a methodology which assigns a geographical origin to the catches and assesses the total revenue of the fishing grounds. Market statistics are combined with the results of an ethnographic survey to provide a spatial allocation of the fishing effort. In the present case study, which corresponds to the Galician coast (NW Spain), 253 vessels from 14 base ports that fish in 80 fishing grounds were identified. The annual total revenue of the catches was 8.28 M€ and ranged from a minimum of 4928 € to a maximum of 0.60 M€ with a mean value per fishing ground of 0.104 M€.

Link al artículo completo.

Los casi 9 kilómetros de recorrido que pueden ser visualizados en la imagen, corresponden a una lubina, Dicentrarchus labrax, que hemos seguido mediante telemetría manual durante 2 días (ver anteriores entradas para más información). A falta de un análisis en profundidad de los resultados obtenidos, parece que las lubinas son depredadores más activos de lo que esperábamos (este individuo, de alrededor de 1 kg de peso, mantuvo una velocidad de «natación de crucero» de casi 9 km por hora).

Tanto en el arranque de la ruta (cercanías del desagüe de efluentes de A Coruña), como en el final (la playa de Riazor-Orzán), las lubinas pueden obtener una comida fácil entre los pececillos que abundan en ambas localizaciones.

En cuanto las condiciones del mar mejoren, repetiremos la experiencia con otro ejemplar de la misma especie, que esperamos que nos ayude a entender un poco mejor el uso del hábitat que realizan estos depredadores tan activos.

Y sin embargo, se mueven.

La proa de nuestra embarcación oscila peligrosamente siguiendo el compás de la marejada que nos ha cogido desprevenidos, dificultando enormemente la maniobra de atraque en la rampa del muelle. El cansado turno de noche se agazapa esperando el momento propicio para saltar por fin a tierra, luego de una noche de poco sueño. Mientras, el relevo observa la operación desde el firme con creciente recelo y precaución.

Sin previo aviso, Ahmed, en pie sobre la borda se agarra al muelle con la intención de facilitar la maniobra. Un eterno minuto después está de nuevo sentado a bordo, calado hasta los huesos y boqueando para normalizar su respiración, luego de un peligroso rescate por lo comprometido de su situación: entre el muelle y el casco. Su móvil ya no funcionará más, pero él no tiene más que un poco arañado el amor propio. Históricamente Egipto no ha sido patria de grandes navegantes…

Ahmed es uno de los voluntarios que están colaborando en el seguimiento de varias especies de peces por medio de telemetría manual. Sin la participación de todos ellos resultaría imposible llevar a cabo nuestro proyecto. Esta entrada está dedicada al reconocimiento de su esfuerzo y a hacer público mi agradecimiento.

Un precioso ejemplar de pinto (Labrus bergylta), marcado y listo para ser liberado.

Palma en un momento del seguimiento desde la Santa Marta.

Carol, localizando la señal a bordo de nuestra embarcación: La Balea.

El Santa Marta, un 12 metros a motor propiedad de Alberto y Diego, de Buceo coruña nos acoge durante los 2 días que seguimos a cada uno de los ejemplares que previamente pescamos, marcamos y liberamos (pueden consultar detalles al respecto en ¡Atrápame ese congrio!).

Hasta el momento hemos monitorizado la actividad de un congrio, un pinto y una maragota. Hemos querido comenzar esta experiencia con las especies menos móviles para, una vez ganada experiencia en el manejo de la tecnología y soltura en el área de estudio, continuar con la última de las especies que estudiaremos: la lubina.

En esta imagen del área de estudio se muestran como puntos negros los movimientos del congrio (Conger conger), como triángulos verdes los de la maragota (Labrus bergylta) y como triángulos rojos los del pinto (L. bergylta).

Parece que tanto pintos y maragotas como los congrios realizan pequeños desplazamientos en su hábitat, como por otro lado era de esperar. Mañana comenzamos a seguir lubinas: depredadores muy activos y móviles, sabemos dónde vamos a comenzar la experiencia, pero no dónde la acabaremos dentro de 2 días…

El pasado día 27 de julio tuvo lugar en Portonovo (Pontevedra) la celebración del campeonato gallego de fotografía submarina 2008, organizado por el Náutico de Portonovo.

El campeonato tuvo lugar en un bonito fondo rocoso de unos 20 m de profundidad máxima. Las condiciones de visibilidad no eran las idóneas (muchos materiales en suspensión), pero la abundancia de fauna compensó la pobre calidad de las imágenes de ambiente.
 

Ver mapa más grande

Las fotografías que mi co-fotógrafa (Diana Fernández) y yo presentamos:

Tabernero (Ctenolabrus rupestris) y gorgonia (Lophogorgia lusitanica), en la categoría de ambiente.

Diana con una medusa (Aurelia aurita, creo) en la categoría de ambiente con modelo.

Una bonita moma (Tripterygion delaisi) en la categoría de pez entero.

Un blenio (Parablennius pilicornis) en su guarida hecha de briozoos, en la categoría de primer plano de pez.

Esta especie de nudibranquio (Hypselodoris villafranca) es la imagen que la organización nos exigía para puntuar en la categoría de macro selectivo. Hubo suerte (gracias a Diana) y encontramos varios ejemplares que nos brindaron la oportunidad de tomar esta instantánea.

Este otro nudibranquio (Chromodoris purpurea, creo) fue presentado en la categoría de macro no pez.

Mi enhorabuena al Nutico de Portonovo por su buena organización.

El hombre desmedido

Leo en Peixología, el interesante blog sobre ictiología del biólogo José Azevedo, que hace poco ha sido publicado en Nature el descubrimiento de «la madre [vivípara] más antigua del mundo», un pez placodermo de hace 380 millones de años. Se trata de un hecho que no deja de ser, en palabras del autor:

Apenas que este é o registo de viviparidade mais antigo que se conhece. Mas deixa-me a pensar que pode ter acontecido que descendamos de um ancestral vivíparo, que perdeu essa capacidade na cisão dos peixes ósseos, apenas para a re-ganhar com a passagem para o meio terrestre, através do longo processo cujas etapas são ainda hoje visível nos anfíbios, répteis, monotrématos e marsupiais. Mas talvez não: afinal a viviparidade evoluiu pelo menos 42 vezes em 5 dos 9 principais grupos de peixes…

Si un buen número de las especies de tiburones actuales son vivíparas, y como apunta J. Azevedo, se sabe de la existencia de especies de tiburones más antiguas que el fósil madre descubierto, cabe pensar que la viviparidad evolucionó con anterioridad, y que el tiburón más antiguo, de al menos 400 millones de años, era vivíparo, como nosotros.

Más me sorprendente la noticia, publicada en Conservation Magazine, de que una hembra virgen de tiburón martillo, Sphyrna tiburo, ha dado a luz. En el artículo original, se explica que sus crías han nacido realmente por partenogénesis (es decir, sin la intervención de un macho) y que por lo tanto son idénticas a su madre.

Este descubrimiento nos deja a los mamíferos como la única clase de vertebrados que no nos clonamos. Un extraño caso de adicción al sexo.

¿Clon? de tiburón martillo (Sphyrna lewini) que fotografié en las Islas Galápagos (ver anteriores entradas de este blog).

Stephen Jay Gould (1941-2002), uno de mis autores preferidos, publicó en 1981 la falsa medida del hombre. En este libro, Gould criticaba, entre otras cuestiones, lo que él llama la falacia del ranking: nuestra propensión a organizar en forma de escalas crecientes los sistemas complejos de variaciones continuas.

De esta manera, organizamos la vida sobre la tierra como una pirámide, con las bacterias apropiadamente situadas en la base y nosotros dominando cómodamente desde la cúspide a todos los demás organismos. Si esta visión antropocéntrica de la historia natural es falsa, precisa además de establecer los necesarios peldaños (separaciones) de esta egocéntrica escala de la vida. Por supuesto, el más importante de estos escalones es el que nos separa de los otros animales.

Pero establecer una verdadera medida del hombre no está siendo tarea fácil. Orgánicamente somos prácticamente idénticos a muchos de nuestros familiares (chimpancés, bonobos, gorilas y orangutanes). Tenemos menos pelo y nuestro cerebro nos permite alcanzar mayores cotas de abstracción. Pero menos y más no son números. Es necesario cuantificar para separar con garantías, y esto no es posible hoy por hoy (¡ni a lo mejor lo será nunca!). ¡Si hasta nuestros dientes son tan parecidos a los de los cerdos que los expertos se confunden cuando los encuentran en el registro fósil!.

El lenguaje parecía un firme candidato a establecer una división duradera entre el resto de los animales y nosotros, hasta que a algún gracioso se le ocurrió enseñar a hablar mediante la lengua de signos a chimpancés y gorilas. Cuidado: señalar que ellos no pueden emplear el lenguaje oral supondría relegar a un escalón inferior a los sordomudos humanos, por ejemplo.

¿El empleo de herramientas?. O mejor aún: ¿la confección y empleo de herramientas modificadas?. ¿La transmisión de lo aprendido como cultura?. Hace mucho tiempo que se conoce entre chimpancés la modificación de ramitas para capturar las termitas en el interior de los termiteros. Más recientemente se ha sabido que algunos chimpancés fabrican lanzas para cazar pequeños monos (¿a alguien le extraña que una herramienta termine por emplearse como un arma?). Después transmiten este conocimiento a otros individuos. Esta transmisión cultural está ampliamente confirmada en numerosas poblaciones animales, tan dispares como las ballenas y los chochines.

La primera acepción para la palabra hombre en el diccionario de la RAE es ser animado racional, varón o mujer. Lo cual no deja de ser enormemente amplio y ambiguo, ya que la definición para varón es ser humano de sexo masculino, y para mujer persona del sexo femenino. Si consultamos el término persona, obtenemos individuo de la especie humana, con lo que volvemos al principio.

El diccionario de la lengua española Espasa Calpe define hombre como ser racional perteneciente al género humano, caracterizado por su inteligencia y lenguaje articulado. Pero de nuevo, ¿que pasa con los hombres que no usan el lenguaje articulado?. Dejemos asimismo aparcada la espinosa definición de inteligencia y su medida, para la cual Gould apuntaba otra falaz tendencia nuestra: la de convertir conceptos abstractos en entidades (como el coeficiente intelectual). Centrémonos sin embargo en perteneciente al género humano: Homo spp. Esto parece sencillo, entonces hombres son: Homo sapiens, H. neanderthalensis, H. antecessor, H. habilis, H. erectus… Pero entonces Australopithecus spp. queda fuera de la definición de hombre, y si estos eran más cercanos a nosotros que los propios chimpancés, aquel famoso peldaño fronterizo parece ahora más inestable que nunca.

Para terminar, y dejando de lado falacias de escala y simplificaciones absurdas acerca del raciocinio, parece claro que lo único que podemos decir acerca de nosotros mismos sin temor a equivocarnos, es que somos grandes monos vivíparos, amantes del sexo y sin capacidad para la autoclonación. Por ahora.