Recuerdo que mi primera impresión cuando me sumergí en el Mar Rojo, fue de sorpresa ante la abundancia de animales marinos. Esperaba diversidad, pero lo que me asombró fue la cantidad, sobre todo de peces y corales. Hasta el segundo o tercer día de inmersiones no conseguí desembarazarme de cierta sensación de frustración ante la imposibilidad de abarcar todo lo que se desarrollaba ante mi máscara de buceo. Si me encontraba contemplando una sesión de desparasitado protagonizada por un pez loro y un solícito labro, por el rabillo del ojo, veía cazar a un grupo de peces león, seguidos por un banco de barracudas, por una tortuga marina o por un enorme pez napoleón, como si de una procesión se tratase. El sufrimiento de un glotón impenitente obligado a desfilar ante un suculento banquete sin permitírsele probar vianda alguna, es la ansiedad de un biólogo marino en un arrecife de coral. Afortunadamente al final conseguí relajarme y disfrutar sin morir de estrés.
Una vez aclimatado a la abundancia y variedad de colores y formas de los peces, pude tomar conciencia de que el paisaje está dominado por animales (los corales) y no por vegetales, de hecho, resulta difícil encontrar algas en los distintos arrecifes. Que no se las vea no quiere decir que no existan, de hecho, en el interior de los corales unas algas microscópicas, zooxantelas y zooclorelas, permiten su supervivencia y por extensión la del resto de habitantes del arrecife.
Los corales formadores de arrecifes precisan de aguas limpias, someras y calientes. A cambio de estos requerimientos tan estrictos, convierten a las biodiversas aguas azules tropicales en las que habitan, en una de las regiones marinas con mayor biomasa junto con los estuarios, marismas y las aguas litorales polares. Por desgracia, las exigencias vitales de los corales provocan que estos ecosistemas se hallen sometidos a un equilibrio inestable y muy frágil. Pequeños cambios en la temperatura o la luminosidad pueden causar la muerte de grandes campos de coral, y consecuentemente de toda la red trófica del ecosistema, directamente dependiente de ellos.
Durante el mes de febrero de 2006 tuve la oportunidad de visitar diversos arrecifes en el Sur de la Península del Sinaí: Gordon Reef, Jackson reef y Woodhouse reef, en las cercanías de Tiran Island y Ras Ghaslani y Ras Uma Sid en el Parque Nacional Ras Mohamed. Contraté mis inmersiones con el Sheikh Coast Diving Center, a medio camino entre Sharm el Sheikh y el aeropuerto. El centro es propiedad de Gienluca Barbieri, un italiano de Reggioemilia que vino para quedarse 3 meses y lleva ya 11 años viviendo en Egipto. El traslado hasta las zonas de inmersión se realiza en barcos de unos 20 m de eslora con 2 cubiertas y dura entre 30 min y 1 h. Las tripulaciones, muy educadas y atentas, normalmente están formadas por el patrón, un marinero y un cocinero.
Es frecuente que entre las inmersiones de la mañana y las de la tarde se sirva a bordo un almuerzo a base de cocina local. Con especial satisfacción recuerdo una de las singladuras realizadas en el barco Gloria, patroneado desde hace 9 años por Gamal Abul Hars. En el trayecto de ida, el marinero Ahmed, logró pescar al curricán un par de pequeños atunes, los cuales una vez cocinados por Mohamed, constituyeron una delicia gastronómica digna del paladar más exigente.
El agua limpia y cálida del mar rojo permite ver el fondo arenoso de los arrecifes a más de 40 m de profundidad, la roca coralina se encuentra tapizada por completo por animales invertebrados: corales de todas las especies, enormes gorgonias y almejas gigantes de fantástico colorido. Sobrenadando al buceador se exhiben sin miedo enormes bancos de tres colas, meros, varias especies de peces cirujano, mariposa y ángel, e incluso algún tiburón de arrecife, mientras que sobre el fondo coralino es posible contemplar a los peces lagarto o al mortal pez piedra. El contraste entre el desierto y el mar resulta enorme. Mientras que en tierra firme la vida resulta escasa y esquiva, el mar es una verdadera explosión de colores y formas.
Probablemente los españoles conocemos más sobre el Egipto faraónico que sobre el pueblo egipcio actual. De igual manera, los egipcios tienen un conocimiento muy vago acerca de las costumbres occidentales. Les pondré un ejemplo: en la cercanía de las grandes pirámides de Gizeh, en el Cairo, unos jóvenes estudiantes se acercaron para charlar. Estuvimos dialogando acerca de la polémica sobre las caricaturas de Mahoma, hasta que tomaron la suficiente confianza para interrogarme acerca de la costumbre de asolearnos en las playas. En particular les asombraba el escaso vestuario de las mujeres, así que cuando les comenté con total seriedad que en verano la gente caminaba por las calles completamente desnuda, me creyeron a pies juntillas. Los fundamentalistas se aprovechan del mutuo desconocimiento para impedir el acercamiento intercultural, evitar que esto suceda es una tarea de todos nosotros.
Egipto es un país asombroso, con gentes y lugares que merece la pena conocer y que les recomiendo encarecidamente que visiten. Resulta una verdadera pena que tantos buceadores visiten Egipto y no conozcan al menos El Cairo y sus pirámides. De igual manera no resulta imprescindible saber bucear para disfrutar del Egipto submarino después de una visita cultural. La mayor parte de la vida en un arrecife se concentra en su superficie, por lo que una simple máscara y un tubo son suficientes para disfrutar de una verdadera explosión en el Mar Rojo.
CONSEJOS PARA VIAJEROS
CONTACTOS Y RESERVAS.
Sheikh Coast Diving Center
E-mail: info@sheikhcoast.com
DIRECCIÓN: Domina Coral Bay Resort & Casino. Sharm el Sheikh.
TLF: +20693601713
FAX: +20693601714
MONEDA.
El euro se cambia sin problemas. Un euro equivale a unas 7 libras egipcias. Lleve siempre billetes de 1 libra para dar propinas. Si deja que alguien le lleve las maletas, lo estipulado son 2 libras.
VISADOS.
Debe pagar en el aeropuerto de llegada en función de la duración de su estancia. No lo olvide, pues le revisarán los sellos de su pasaporte a la salida del país.
CLIMA.
En invierno, las temperaturas no suelen bajar de los 15º C, mientras que en verano, pasan a diario de los 30º C. Las noches en el desierto son frías en cualquier época.
TEMPERATURA DEL AGUA.
En invierno no suele bajar de 20º C, por lo que un traje de 5 mm será suficiente, mientras que en verano puede sobrepasar los 30º C.
GASTRONOMÍA.
Si les gusta el pescado, les recomiendo que visiten algún restaurante en el Old Town de Naama Bay y prueben el mero de arrecife (Karous), que en la mesa resulta tan espectacular como bajo el agua. La cadena de restaurantes Abdu El Sid son famosos por su cocina y ambiente tradicionales. No dejen de pedir Koubeba, unas deliciosas albondigas alargadas, Keishk, un platillo a base de yogurt con cebolla o Kebdah, higados de pollo adobados. Como postre pueden probar Omali (leche caliente con almendras) o Mehalabiah (leche fria con coco y almendras). Después de cenar pueden relajarse en su terraza disfrutando de un te y fumando Shisha (tabaco aromatizado en una tradicional pipa de agua).
COSTUMBRES LOCALES.
He de confesar que mi estancia en Egipto se vio enormemente facilitada por la ayuda de mi amigo Abdallah, que me invitó a pasar una temporada en su casa. Viajar con un guía local simplifica enormemente las relaciones con los lugareños, pero no tendrán problemas mientras respeten las costumbres básicas de convivencia y no intenten conducir (el tráfico y la ausencia de respeto por las normas lo hacen peligroso).
Los egipcios entienden el regateo como un arte, además consideran moralmente aceptable cobrar más a un extranjero que a un egipcio por el mismo servicio o producto. No se enfaden por ello, pacten siempre de antemano el precio, conserven la calma y empleen el sentido del humor.
Mostrar los brazos y las piernas desnudos en público no es decoroso, aunque se suele ser más tolerante con los extranjeros en las áreas turísticas. Si visita una mezquita, es recomendable que las mujeres se cubran el cabello.
Es tradicional dar propinas por los servicios prestados, incluso algún policía me llegó a pedir dinero por tomar una foto que él solicitó montado en su camello y con la estampa de las pirámides de fondo. Asegúrense de que en los hoteles y restaurantes la propina no se halla incluida en el precio final.