En el título de este blog se juega con el concepto de la narcosis en el buceo autónomo, un efecto poco deseable del nitrógeno sobre las membranas celulares del sistema nervioso. Cuando la presión parcial de este gas alcanza los 3.2 bar (algo que respirando con aire sucede a los -30 m), el buceador puede comenzar a sufrir una alteraciónn de su estado de conciencia. El efecto es similar al de una intoxicación alcohólica, de ahí que en el mundo del buceo se la denomine borrachera de las profundidades. Así, La Ley de los Martinis relaciona informalmente presión y narcosis: un Martini cada 10 m a partir de los -20 m.
La narcosis por nitrógeno puede dar lugar a que el buzo se comporte como un imbecil y ponga en riesgo su vida. Todos los buceadores hemos escuchado historias de submarinistas eufóricos que se quitan el regulador pretendiendo respirar directamente del agua o hablan con los peces. Algunos no sobreviven a la experiencia. Los aspectos positivos son que los efectos son inmediatamente reversibles al ascender y que no deja resaca.
Si el nitrógeno puede provocar narcosis al descender, en el ascenso puede provocar una enfermedad descompresiva (ED). Cuando el nitrógeno ha tenido tiempo de saturar los tejidos en un ambiente hiperbárico, el buceador debe realizar un ascenso controlado para evitar que el gas alcance una sobresaturación excesiva y forme burbujas. Esto se consigue ascendiendo lentamente y deteniéndose si es preciso durante un tiempo. Estas paradas, que tabulan el tiempo de espera y la profundidad a la que debe permanecer el buceador, se realizan actualmente con el auxilio de los ordenadores de buceo.
Inmersión 1.
Inmersión 2.
Estos son los perfiles de 2 inmersiones que realicé en la Reserva Marina de Cabo de Palos e Islas Hormigas, ambas dentro de los límites de seguridad. En la primera empleé aire y en la segunda nitrox (33%). La temperatura rondaba los 20º C, tanto dentro como fuera del agua y mi estado físico era normal. El intervalo en superficie entre ambas fue de 45 min. Una hora después de la segunda sufrí una ED tipo I (la más leve, afortunadamente). Los síntomas no pasaron de la rotura de capilares subcutáneos en el torso y desaparecieron después de 1 h con tratamiento de oxígeno normobárico (10 l/min). No siempre se puede evitar sufrir una ED buceando dentro de los límites de seguridad. Un porcentaje mínimo se escapa del control determinado por los algoritmos de los ordenadores.
Buceaba en la Reserva invitado por Jose Antonio García Charton del Grupo de Ecología y Ordenación de Ecosistemas Marinos Costeros de la Universidad de Murcia, y me duele reconocerlo, pero la ED mereció la pena. Las Islas Hormigas son poco más de unas rocas situadas a corta distancia del Faro del Cabo de Palos.
El Cabo de Palos, las Islas Hormigas y el lugar de mis inmersiones.
El Cabo de Palos desde el agua.
Una perspectiva menos convencional del faro.
Y otra más…
La reserva fue creada hace casi 15 años, y funciona. El tapiz viviente de bogas y castañuelas ocupa todo el azul, las bogas arriba y las castañuelas abajo. Los ataques de los bonitos sobre los bancos de bogas se suceden, secundados por grupos de seriolas, mientras los enormes meros aguardan su oportunidad desde abajo. Las barracudas tampoco pierden el tiempo. La impresión general me recuerda enormemente a las inmersiones en el Norte de Galápagos (eso sí, sin tiburones). Y Murcia está aquí al lado.
Un grupo de salemas (Sarpa salpa) a poca profundidad.
Los bancos de estos animales se desplazan lentamente, deteniéndose para ramonear la vegetación submarina.
Otro banco más.
Las estrellas de mar (Echinaster sepositus) abundan a poca profundidad.
Las cabrillas (Serranus scriba) con sus barrigas luminosas son abundantes también entre las praderas de posidonia.
Los reyezuelos (Apogon imberbis) son más esquivos, ocultándose en grietas oscuras.
Entre las grietas también se ocultan las morenas (Muraena helena). Al fondo, una seriola (Seriola dumerilii).
Seriolas al ataque. Cuando cazan, se les dibuja un antifaz que cubre sus ojos. La señal para que los pececillos huyan.
Pero aquí los reyes son los meros (Epinephelus marginatus).
En estas aguas, estos enormes animales resultan asombrosamente abundantes.
Y confiados…
Cuelgo un pequeño vídeo tomado en la segunda inmersión.
Mi agradecimiento a todos los miembros del Grupo de Ecología y Ordenación de Ecosistemas Marinos Costeros por su caluroso recibimiento, que espero constituya el inicio de una colaboración más estrecha.