Un gran atún rojo de más de 400 kg se desliza sin esfuerzo aparente hacia el objetivo de mi cámara, en el azul, a 15 m de profundidad. Me encojo inconscientemente, anticipando un golpe que nunca llega. Un leve cambio en la disposición de sus aletas y el atún pasa a mi lado.
Un gran ejemplar de atún rojo Thunnus thynnus posando para mi.
Me arriesgo a perder el vuelo de vuelta, y se que no debería bucear antes de volar, pero la tentación es demasiado fuerte. Sumergirme con animales de más de 500 kg de peso, capaces de lanzarse a más de 60 km/h es algo que no pasa todos los días.
Un grupo de atunes, recortados contra el sol del amanecer.
Son unos animales magníficos, espectaculares, que a pesar de su tamaño se mueven con una ligereza sorprendente para evitar atropellarme mientras torpemente trato de acercarme a ellos. Los contemplo a placer durante un rato, demasiado corto, y vuelvo con desgana a la superficie para tratar de no perder ese vuelo.
El barco encargado de la alimentación de los atunes (y mi taxi de vuelta a tierra), patroneado por un ex-pescador catalán que desguazó su barco, harto de salir a pescar para acabar pagando el gasoil.
Estoy en las jaulas de engorde de atún que el Grupo Balfegó tiene instaladas en la costa de Tarragona. He sido invitado por la empresa IMA SL, especialista en instalaciones off-shore y de cultivo multi-trófico, a asistir a la VII Jornada Científica sobre el atún rojo, organizada por el Grupo Balfegó.
Cada día de alimentación supone un gasto de 25,000€ en caballa. Una pequeña parte es saqueada por las numerosas gaviotas.
Durante las interesantes ponencias, he podido constatar la pasión que destilan los representantes de las diferentes corrientes de opinión con respecto al estado de las poblaciones de atún rojo del NE Atlántico.
La jornada fue clausurada con la intervención de la ministra Isabel García Tejerina.
Parece que la mejoría de las poblaciones de atún rojo es evidente para todos, pero mientras que científicos y ONGs se inclinan por la cautela, el sector pesquero aboga por una elevación de las capturas. La próxima reunión de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico se promete muy interesante, ya que sus conclusiones son muy esperadas por todos los sectores implicados en esta pesquería.
Yo me quedo con el comentario de Manel Balfegó, quinta generación de pescadores:
Cuando yo empecé a pescar hacían falta pasar 18 meses en alta mar para ganarse la vida. Este año hemos pescado nuestra cuota en escasamente 23 h.