La verdad es que buceo tanto por trabajo como por placer (incluso a veces tengo la gran suerte de hacer coincidir ambas actividades en el mismo tiempo y lugar). Entiendo que los no aficionados al buceo sientan miedo (¿por que no decirlo?) tanto a lo desconocido como a lo de sobra conocido (tiburones, algas, pulpos y demás «monstruos marinos»).
Comprendo que personas «superficiales» (perdón, no me he podido resistir) desfallezcan con sólo pensar en encontrarse a 30 metros de profundidad rodeado de cientos de tiburones de varias especies, mientras que algas oscuras e impetuosas se enredan en tus tobillos desnudos, mecidas por el vaivén de las oscuras y procelosas aguas.
Pues bien, el juego Endless Ocean, para la Wii, ofrece la oportunidad de realizar inmersiones espectaculares sin moverte de casa y sin tan siquiera mojarte los tobillos (y las algas en el sushi).
¿Alguien se moja y me lo cuenta?.
Realmente la sensación de bucear con un tiburón ballena está bastante lograda, pueden ustedes comprobarlo en los vídeos de entradas anteriores de este espacio: Un nuevo Moby Dick y III Gala de Premios Galicia Submarina .
Un post muy similar a este creo que fue el origen de un ataque troyano a este blog del que a duras penas he podido recuperarme. Gracias a unos providenciales back-ups. Pero gracias sobre todo a Inés Naya, miembro del Grupo de Recursos Marinos y Pesquerías de la Universidade de A Coruña, sin cuya ayuda este espacio se habría ido al garete.
En el próximo post escribiré sobre Tomé, todo un personaje de Lira (Carnota, A Coruña) que avisa cuando se acercan coches de la policía al muelle pesquero.
Tomé es un algo poco definible mezclado con unas gotas de pastor alemán.