¡Que alguien pare al loco de las barbas!

La entropía del buceo en grupo resulta directamente proporcional al número de participantes. Si a un número considerable de buceadores en el agua se le añade un entorno desfavorable (corriente, baja temperatura, mala visibilidad, etc), el paseo se puede llegar a convertir en un completo maremagnum.

De mi primera visita a la Reserva de Cabo de Palos e Islas Hormigas, además de  maravillarme por la fauna y el entorno submarino, atesoro el entrañable recuerdo de mi primera Enfermedad Descompresiva y la viva intención de volver para fotografiar y filmar determinada fauna de nuestro interés. El pasado octubre se me presentó la ocasión, nuevamente invitado por el Dr. Jose Antonio García Charton, del Grupo de Ecología y Ordenación de Ecosistemas Marinos Costeros de la Universidad de Murcia.

Sarda

Un grupo de bonitos atlánticos (Sarda sarda) en pleno ataque, en aguas de la Reserva de Palos y Hormigas.

El día era gris, fuerte corriente e incómoda marejada en el mar. Nuestro grupo era numeroso, incluía además de investigadores de ambos grupos (el murciano y el coruñés), buceadores recreativos de visita. Más o menos nos organizamos en parejas y nos echamos al agua a la espera de que el Dr. Charton (Jose para los amigos) guiase nuestra inmersión. Jose lleva buceando en el lugar desde hace más de 15 años, con lo que conoce a la perfección la Reserva. Como la marejada y la corriente hacían muy incómoda la permanencia en superficie junto a la boya de fondeo, fuimos bajando más o menos ordenadamente por el cabo para reunirnos abajo.

PP y Cia

María Segovia y Pepe Garrido, investigadores del grupo de Murcia. Indicado por la flecha, el compañero imaginario de Pepe. Todos a la espera del guía del grupo.

Dado lo apresurado del descenso, no tuve tiempo de verle las aletas a Jose. Un truco que empleo para no perder a mi guía bajo el agua, dada la imposibilidad de verle la cara a un buceador, sobre todo cuando nadas detrás. De modo que cuando un submarinista se adelantó y comenzó a guiar al grupo, nadamos detrás de él. A los pocos segundos comenzamos a correr tras él. Fue todo lo que hicimos. Nunca había nadado tan rápido bajo el agua. La inmersión consistió básicamente en una persecución apresurada por el azul.

En un momento dado, logré acercarme lo suficiente al fugado para comprobar que llevaba barba, pero no pude alcanzarle. Todo lo que podía pensar era: ‘¡Dios mío, que alguien pare al barbudo ese!‘.

Speedy beard

El barbudo en plena acción.

¡Me perdí, lo siento mucho! -farfulló Jose (sí, el dueño de las barbas) cuando, ya sin resuello, emergimos a superficie. Y es que bajo el agua es sencillo perderse, aún para los buceadores más experimentados y conocedores del lugar. Yo prometí no volver a bucear sin compás ni ordenador el día en que perdí a mi compañero durante 30 min. a -30 m en un canal de entrada portuario, mientras un carguero enorme pasaba sobre mi. Aún recuerdo el retumbar de las máquinas en mi pecho mientras me preguntaba si había entrado ya en descompresión y dónde diablos podría realizarla sin peligro de ser absorbido por una hélice enorme.

Cantante

En todo caso, si la inmersión no fue buena, el día resultó muy agradable y divertido, merced al buen hacer de Jose, del resto de integrantes de su grupo de investigación y de algún espontáneo.

Palos y Hormigas bien merecen una ED

En el título de este blog se juega con el concepto de la narcosis en el buceo autónomo, un efecto poco deseable del nitrógeno sobre las membranas celulares del sistema nervioso. Cuando la presión parcial de este gas alcanza los 3.2 bar (algo que respirando con aire sucede a los -30 m), el buceador puede comenzar a sufrir una alteraciónn de su estado de conciencia. El efecto es similar al de una intoxicación alcohólica, de ahí que en el mundo del buceo se la denomine borrachera de las profundidades. Así, La Ley de los Martinis relaciona informalmente presión y narcosis: un Martini cada 10 m a partir de los -20 m.

La narcosis por nitrógeno puede dar lugar a que el buzo se comporte como un imbecil y ponga en riesgo su vida. Todos los buceadores hemos escuchado historias de submarinistas eufóricos que se quitan el regulador pretendiendo respirar directamente del agua o hablan con los peces. Algunos no sobreviven a la experiencia. Los aspectos positivos son que los efectos son inmediatamente reversibles al ascender y que no deja resaca.

Si el nitrógeno puede provocar narcosis al descender, en el ascenso puede provocar una enfermedad descompresiva (ED). Cuando el nitrógeno ha tenido tiempo de saturar los tejidos en un ambiente hiperbárico, el buceador debe realizar un ascenso controlado para evitar que el gas alcance una sobresaturación excesiva y forme burbujas. Esto se consigue ascendiendo lentamente y deteniéndose si es preciso durante un tiempo. Estas paradas, que tabulan el tiempo de espera y la profundidad a la que debe permanecer el buceador, se realizan actualmente con el auxilio de los ordenadores de buceo.

Inmersion 1

Inmersión 1.

Inmersion 2

Inmersión 2.

Estos son los perfiles de 2 inmersiones que realicé en la Reserva Marina de Cabo de Palos e Islas Hormigas, ambas dentro de los límites de seguridad. En la primera empleé aire y en la segunda nitrox (33%). La temperatura rondaba los 20º C, tanto dentro como fuera del agua y mi estado físico era normal. El intervalo en superficie entre ambas fue de 45 min. Una hora después de la segunda sufrí una ED tipo I (la más leve, afortunadamente). Los síntomas no pasaron de la rotura de capilares subcutáneos en el torso y desaparecieron después de 1 h con tratamiento de oxígeno normobárico (10 l/min). No siempre se puede evitar sufrir una ED buceando dentro de los límites de seguridad. Un porcentaje mínimo se escapa del control determinado por los algoritmos de los ordenadores.

Buceaba en la Reserva invitado por Jose Antonio García Charton del Grupo de Ecología y Ordenación de Ecosistemas Marinos Costeros de la Universidad de Murcia, y me duele reconocerlo, pero la ED mereció la pena. Las Islas Hormigas son poco más de unas rocas situadas a corta distancia del Faro del Cabo de Palos.

El Cabo de Palos, las Islas Hormigas y el lugar de mis inmersiones.

Faro

El Cabo de Palos desde el agua.

Faro sub

Una perspectiva menos convencional del faro.

Faro sub2

Y otra más…

La reserva fue creada hace casi 15 años, y funciona. El tapiz viviente de bogas y castañuelas ocupa todo el azul, las bogas arriba y las castañuelas abajo. Los ataques de los bonitos sobre los bancos de bogas se suceden, secundados por grupos de seriolas, mientras los enormes meros aguardan su oportunidad desde abajo. Las barracudas tampoco pierden el tiempo. La impresión general me recuerda enormemente a las inmersiones en el Norte de Galápagos (eso sí, sin tiburones). Y Murcia está aquí al lado.

Salpas3

Un grupo de salemas (Sarpa salpa) a poca profundidad.

Salpas

Los bancos de estos animales se desplazan lentamente, deteniéndose para ramonear la vegetación submarina.

Salpas2

Otro banco más.

Estrella

Las estrellas de mar (Echinaster sepositus) abundan a poca profundidad.

Scriba

Las cabrillas (Serranus scriba) con sus barrigas luminosas son abundantes también entre las praderas de posidonia.

Apogon

Los reyezuelos (Apogon imberbis) son más esquivos, ocultándose en grietas oscuras.

Morena y seriola

Entre las grietas también se ocultan las morenas (Muraena helena). Al fondo, una seriola (Seriola dumerilii).

Seriolas

Seriolas al ataque. Cuando cazan, se les dibuja un antifaz que cubre sus ojos. La señal para que los pececillos huyan.

Mero2

Pero aquí los reyes son los meros (Epinephelus marginatus).

Mero

En estas aguas, estos enormes animales resultan asombrosamente abundantes.

Mero3

Y confiados…

Cuelgo un pequeño vídeo tomado en la segunda inmersión.

Mi agradecimiento a todos los miembros del Grupo de Ecología y Ordenación de Ecosistemas Marinos Costeros por su caluroso recibimiento, que espero constituya el inicio de una colaboración más estrecha.