Es la frase que más a menudo me pasa por la mollera durante las 48 h que llevo embarcado, siguiendo a una lubina marcada con un emisor de telemetría. El animal lleva las últimas 12 h sin moverse y empiezo a sospechar que algo no va del todo bien. El cansancio acumulado se hace notar, pero perseveramos en nuestro seguimiento. Ya llegara el momento de validar nuestros resultados y comprobar si ha habido algún error. Y es que en esto de la telemetría no siempre sale todo correctamente…
Tomado de «O Fanequeiro«, un blog de un colega de profesión al que estoy suscrito y que recomiendo.
El «maldito» kg de lubina de nuestros desvelos (Dicentrarchus labrax).
Un momento del seguimiento en nuestra embarcación, la Balea.
Y a continuación dos buenos ejemplos de I+D+i llevada a la práctica.
Atención al anclaje del soporte de nuestro hidrófono, nos estamos planteando seriamente una patente.
La función del paraguas es doble, además de proteger al operario del receptor de telemetría de una intempestuosa noche, podría captar transmisiones procedentes de otros sistemas planetarios.
Continuará…